En un año, México recibió a las marcas de automóviles y tiendas departamentales más caras del mundo, a pesar de que la mitad de la población tiene ingresos, en promedio, de tres salarios mínimos al mes, equivalentes a 4,500 pesos.
Cifras del INEGI muestran que sólo 8.8% de la población mexicana se sitúa en el nivel o estrato socioeconómico “siete”, con la situación relativa más favorable del país.
José Manuel González, socio de la consultoría internacional KPMG, consideró que el mercado de lujo por abarcar es de casi 5% de la población. Es decir, “los niveles socioeconómicos altos (A, A+) y algunos de clase media ‘aspiracional’ (B+), que en conjunto aglomeran alrededor de 7 millones de personas”.
De acuerdo con González, las ventas a crédito han sido un factor fundamental en este fenómeno de compras de bienes de lujo.
“México es uno de los países que consume más productos de lujo”, dijo José Luis de la Vega, director de mercadotecnia de Motorola.
Estudios de la empresa ACNielsen ubican a México como el cuarto país en consumo de marcas de lujo, y en la región supera a Brasil y Argentina. Armani, Gucci y Versace son las marcas más anheladas por el comprador mexicano, añade.
Estadísticas de Hugo Boss, que cuenta con 165 tiendas en América Latina, reportan que 48% de sus ventas en la región son en México.
Así mismo, Louis Vuitton reporta que de tres tiendas que tenía en 2002, ahora tiene ocho en el país.
En el caso de los electrónicos, Panasonic ha puesto en el mercado mexicano la pantalla de plasma más grande del mundo, con 103 pulgadas.
En el sector automotriz, empezaron a circular autos como el Bentley cuyo precio es superior a medio millón de dólares -ya hay 17-, y ya transitan 706 vehículos Porsche.