Los aprendizajes especializados son deseables técnicamente, desde los oficios hasta la profesionalización científica. Sin embargo, el saber no garantiza que por contrato, las partes actúen éticamente, menos cuando hay impunidad.
El técnico procurará dar sus servicios a los clientes que pagan lo convenido y los clientes preferirán aquellos técnicos cumplidores a cabalidad.
Así funcionan o deberían funcionar, todas las interrelaciones humanas; desde las personales, de familia y sociales hasta aquellas existentes entre el ciudadano y el Gobierno. Cuando los fines perseguidos en cualquier asociación no coinciden, la relación fracasa. Por tal fracaso cada parte acusa a la otra, lo que nada soluciona, si no se es consciente de que lo importante es lograr un fin para el bien común.
Observo que tal pasa con “la institución más confiable” el IFE. Esta institución en sus principios fue unánimemente aceptada con la esperanza nacional de tener alguna en quien confiar, dado el descrédito institucional que han logrado partidos políticos y los mismos presidentes, la burocracia, la banca, los fraudes multimillonarios sin castigo, oficiales y civiles o mixtos, las enormes fortunas amasadas en pocos años sin que se exija su licitud, omitiendo analizar las prácticas derivadas de esta inmoralidad a todos niveles.
Volviendo al IFE actual, que dejó a media nación con la impresión de haber hecho fraude en las pasadas elecciones, donde estuvieron a la vista nacional una intervención descarada del presidente, algunas cámaras, capitales privados invertidos en medios masivos de comunicación, etcétera, etcétera; ahora lo que se pelea es que el IFE no debe desaparecer o depender de los partidos políticos. Yo diría que tampoco del presidente en turno. El IFE debe estar integrado por las personas más calificadas por su honestidad, imparcialidad, conocimientos y que sirvan a México ejemplarmente.
En lo personal me hace dudar la procedencia “escolar” del señor Ugalde, quien hasta donde sé, ha sido alumno preferido de la escuela “Gordillo” tan desacreditada y súper apoyada por el señor Calderón y/o su partido.
Pero lo más importante de todo, a mi manera de ver, es que no existe un proyecto de nación. Todos quieren salvar al “pueblo”, las necesidades de éste son inocultables, por tanto, hay que mencionarlas. ¿Cómo salvar a un pueblo secularmente oprimido, apenas ilustrado y sobajado piramidalmente, con un programa “neoliberal”? Lo único que se ha conseguido con este modelo no es solamente la polarización de capitales y poder –adquiridos como sea– sino el recrudecimiento de rencores y descontento en medio de carestías, inestabilidad, inseguridad, corrupción y egocentrismo a ultranza…
Imagine una familia donde padre y madre privilegian a uno de sus hijos en afecto, dinero, comodidades, educación, diversiones, etc.; donde los otros hijos tienen que servirle haciéndole las tareas, planchándole, renunciando sin chistar a los bienes comunes que sólo él recibe porque ello sería severamente castigado. ¿Qué produce este sistema? El rencor de todos por injusto y excluyente y la soberbia del que no quiere perder sus privilegios tan injustamente ganados, pues sus méritos devienen del esfuerzo ajeno.
Sé que hay muchas personas y asociaciones civiles preocupadas y activas en sus quehaceres por el bien ajeno. Sus esfuerzos son plausibles, sin embargo, son aun insuficientes ante un sistema global nefasto y cínico que todo abarca y corrompe.
La mayoría de personas dice profesar una religión; en México campea la Católica. ¿Qué enseñó Cristo?, ¿Cuál era su propuesta para que el ser humano fuera libre y feliz?, Vivir personal y socialmente dando y recibiendo amor, hablando con verdad y actuando generosamente.
Esto parece olvidarse cuando se cargan escapularios o se va a misa para que los demás sepan que se es muy bueno; si se cumple con ritos se está sirviendo a Dios, luego, Él tiene que ayudar, así que ¡a pedirle!
Si la ejemplaridad se reemplaza así –independientemente que se piense que de tal manera se cumple; aún cuando realmente se disfrute el ritual- se está falseando la valiosa propuesta principal. Si se es incapaz de amar a todo lo existente, si sólo yo soy respetable, si se piensa bien, pero se actúa y se acepta el mal, tal contradicción puede llevar a condiciones esquizoides generalizadas.
No se ama al prójimo cuando aceptamos sea condenando a perpetuidad a todo tipo de carencias, cuando ignoramos el existente desabasto para su desarrollo, desde el físico hasta el intelectual. Ofender a otro obliga a una respuesta agresiva.
Olvidarse del bienestar ajeno, aunque abunden las persignaciones, las ofertas y esperanzas de salvación, etcétera, obtiene la condenación aquí y allá; los pueblos podrán ser pacientes, pero no son tontos; mucho menos lo es Dios.
Así, señores políticos y demás indiciados, católicos o no, es hora de servir a la patria y no servirse de ella.