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Criterio mercantil mata criterio académico

JOSÉ JUáREZ MEDINA

No cabe duda que en la necesidad de reformas en casi todos los órdenes es lo que está en el centro de la agenda del país; la reforma fiscal, del Estado, laboral, electoral, en fin, todo un cúmulo de temáticas que venimos escuchando y discutiendo en los últimos años y meses. Este pulso nacional revela la urgencia de renovación institucional para salir del estancamiento en que nos encontramos. Dentro de estos cambios necesarios hay uno que todos reconocen como fundamental, y del cual se habla mucho no solamente en nuestro país, sino también en organismos internacionales como la OCDE, el BID y otros más, en los cuales reiterada y cotidianamente se advierte sobre la mala situación de México en esta materia; en efecto, se trata de la educación.

Y es que nadie puede negar que un sistema educativo de calidad, que implica a todos los niveles, es la mejor vía para enfrentar los retos competitivos de la economía mundial, lo para dar el paso de la sociedad industrial a la sociedad del conocimiento, como lo plantean algunos expertos; es un factor que está en la base del crecimiento y del desarrollo económico pues. ¿En verdad las autoridades no entenderán esto? Pero no solo para eso, la buena educación, en el sentido amplio de la palabra, ayuda a pavimentar el camino de la gobernabilidad y de la armonía social.

En una palabra estamos hablando de un factor de primordial importancia para la competitividad, como lo pueden atestiguar las naciones a la vanguardia mundial en este rubro, mientras que nosotros seguimos buscando incesantemente a aquélla como si se tratara de un tema esotérico. Sin duda motivos más que suficientes para seguir manteniendo el expediente abierto para su reflexión.

Por todo ello alarma que los abocados a encarar el problema de manera seria sigan aprisionándolo en toneladas de retórica y de intereses políticos (y económicos), lo cual se evidencia en las primeras acciones que tomaron en la materia tanto en el aspecto presupuestario, como en la reafirmación de la alianza de Calderón con la cacique del SNTE, Elba Esther Gordillo, señalada en múltiples ocasiones como un obstáculo para mejorar la enseñanza básica.

Pero en esta ocasión fijemos un poco más la atención en la educación superior y en una situación que está adquiriendo proporciones preocupantes: las escuelas patito. Como es sabido, con el entronizamiento del neoliberalismo se ha venido torpedeando a la educación superior pública disminuyéndole presupuesto, pero además estigmatizándola socialmente con el supuesto de que las instituciones privadas son mejores que las públicas. Sin embargo, reiteramos, por la importancia para el presente y futuro competitivo del país, es muy pertinente poner en la mesa algunas cuestiones para ubicar en una perspectiva más crítica esta creencia. Buena parte de las universidades privadas, muchas de ellas patito, han surgido como negocios en un país en que las oportunidades de inversión redituable son muy escasas, encontrando terreno fértil con el sistemático alejamiento del Estado para cumplir con sus compromisos educativos.

De manera que la relación que se establece entre los directivos (empresarios) de las instituciones privadas y los alumnos es de proveedor-cliente, no siendo por cierto una situación exclusiva de las universidades patito; como tal, pues, sujeta a los ya conocidos clichés mercadológicos: el que paga manda y el cliente siempre tiene la razón. De esta manera el criterio académico con frecuencia queda en segundo plano y quién es el encargado de evaluar el cumplimiento de los objetivos académicos, es decir el profesor, vive en la permanente zozobra de no dejar sin clientes a la escuela (empresa), frente a un inadecuado rendimiento de éste. Una situación que debe investigarse a fondo.

El resultado: buena parte de los nuevos egresados salen con una preparación deficiente (la perorata publicitaria la presenta como de excelencia) y muy probablemente sin corregir algunos de los agudos problemas que la OCDE ha señalado que existen entre los educandos de nivel medio en México. En una palabra: uno de los grandes problemas que se presenta con las universidades patito (y a veces no sólo en éstas reiteramos) es que se está anteponiendo el criterio mercantil al académico, lo cual no es difícil en un país en donde a la supervisión de la calidad que debiera existir se le da vuelta con prácticas corruptas o muy laxas. Todo ello puede traer como resultado que México siga rezagándose en competitividad porque el perfil de los recursos humanos que está formando no es el adecuado.

Este es un aspecto al que no se le ha dado la debida atención en la ya densa problemática de la educación en nuestro país. Recientemente la Confederación de Gobernadores de México (Conago) señaló que ahora si ya le van a poner un hasta aquí a las universidades patito. Habrá que ver.

Desde luego que en el caso de la universidad pública también se presentan algunas situaciones, pero de otro tipo, sobre las que habrá ocasión de reflexionar. Hay tareas.

josemedinajuarez@yahoo.com.mx

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