El cardenal Norberto Rivera Carrera, encabezó el inicio de las actividades del Jueves Santo con la llamada misa crismal, en la que se bendicen el aceite para convertirlos en santos óleos y en donde los sacerdotes renuevan sus promesas. (El Universal)
Pide Rivera defender la familia ante la Ley "inmoral" llamada de convivencia y el aborto.
En lo que consideró un embate implacable a los valores más queridos de los mexicanos, el cardenal Norberto Rivera Carrera pidió a todos los sacerdotes y obispos de la ciudad de México no permanecer indiferentes “ante esta embestida del mal” y defender a la familia de “la Ley inmoral” de convivencia y “del crimen abominable del aborto”.
El arzobispo primado de México también advirtió que habrá “tolerancia cero” para los malos sacerdotes que infrinjan con su depravada conducta en actos de pederastia, dañando a víctimas inocentes (los niños), con lo cual provocan el dolor y escándalo en las familias de los menores y de la propia Iglesia.
Al encabezar ayer por la mañana el inicio de las actividades del Jueves Santo con la llamada misa crismal, en la que se bendice el aceite para convertirlo en santos óleos y en la que los sacerdotes renuevan sus promesas, les advirtió que vienen tiempos difíciles y les enfatizó:
“La alegría de esta Semana Santa se ha visto ensombrecida por el embate implacable a los valores más queridos de los mexicanos, los de la familia. Primero con la aprobación de una ‘Ley inmoral’ llamada de convivencia que no tiene otro fin que la erosión del matrimonio. Proyecto que no obedece a un mundo social de organización, ni a los designios mismos de Dios que constituyó el matrimonio como la unión del hombre y la mujer.
“Y segundo, la propuesta de una Ley inicua que pretende hacer legal lo que suyo es absolutamente inmoral: la eliminación del niño en el vientre de su madre”.
Ante fieles que llenaron la Catedral de la Ciudad de México y sacerdotes de esta capital, les insistió a estos últimos la importancia de que cumplan con su misión profética que les demanda defender la vida desde su concepción hasta su fin natural, pues si no lo hacen, estarán traicionando al evangelio e incurrirán en el pecado de la omisión. Parafraseando al Papa Juan Pablo II, les insistió: “Les pido que apoyen decididamente a sus laicos y todas las iniciativas a favor de la vida y no permitan que el crimen abominable del aborto, vergüenza de la humanidad, condene a los niños concebidos a la más injusta de las ejecuciones: la de los seres humanos más inocentes”.
Sobre la Ley de convivencia, expuso que ésta tiene como fin la erosión del matrimonio y es proyecto que no obedece a un modo social de organización. Advirtió a los prelados que esta defensa de la vida y la familia siempre tendrá un alto costo que pagar, como sucede ahora con lo que llamó calumnias en contra de ministros católicos en torno a la pederastia.
En otro orden, por la tarde, Norberto Rivera realizó el lavado de pies a 12 seminaristas, recordando cuando antes de la Última Cena, Jesús lavó los pies a sus discípulos. Esto, como un signo de servicio y humildad que otorgan los ministros, en su caso, a toda la ciudad.