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Crónica del ojo / DE CHIVO LOS TAMALES

Miguel Canseco

La Real Academia de la Lengua define arte como “Virtud, disposición y habilidad para hacer algo” o sea, que si uno hace algo con calidad y clase, se es un poco artista. Aclaro que hay múltiples definiciones de “arte” (que generan tantas dudas como desacuerdos). Pero quedémonos con la primera definición, el arte como virtud o habilidad. Dicen, por ejemplo, que en Tepito “te pueden quitar los calcetines sin quitarte los zapatos”, es decir que la uña tepiteña es refinada y selecta, arte mayor, pues. Puedo decir que en todas partes se cuecen habas y cuando de robar y transar se trata los hay brutos y elegantes. Todos sabemos que al buen ladrón hasta las gracias le damos (hablando de robos, debo una lana en Telmex). Despojar de sus bienes al prójimo es asunto tan viejo como el hombre mismo. Entre las múltiples formas de robo, el fraude es, a mi parecer, la más interesante, ya que explota los puntos débiles de la psique humana: vanidad, avaricia, pereza de y más aún, se puede enquistar en las virtudes de la persona, así, la misericordia, compasión o bondad pueden ser puntos de partida para un engaño.

En ingles, el defraudador es denominado como “confidence artist” término muy apropiado para los timadores que hábilmente envuelven a sus víctimas. El cine, la literatura y el teatro encuentran en el fraude una de sus fuentes máximas de inspiración (cuando hay un secuestro o una extorsión la cosa siempre se pone sabrosa). Pero el arte se nutre del mundo y es ahí donde los fraudes dejan de ser tramas apasionantes para convertirse en dolorosas realidades. El último ejemplo que conozco es significativo. Un artista amigo puso a la venta su computadora portátil (de aquéllas bien chidas de la manzanita) en una conocida página de Internet. Pronto recibió un encantador correo de una viejecita que quería enviar la computadora a su nieta, trabajadora social de la ONU en Nigeria. La viejecita (que firmaba como Miss Hooks) depositó dinero en la cuenta electrónica de mi amigo, que envió la computadora confiando en que el depósito se liberaría en cuanto la computadora llegara a suelo nigeriano. Mi amigo se gastó tres mil pesos en paquetería y efectivamente, llegó el aparato pero el depósito se esfumó. Así que mi compadre se quedó con un palmo de narices. Miss Hooks todavía le escribió para pedirle más aparatos eléctricos para su “nieta”. Mi amigo, que en un principio imaginó una Miss Hooks encantadora cual Sara García gabacha se dio cuenta que la abuelita seguramente era un primo de Kalusha Bwalya. Mi cuate actuó de buena fe y ahí se anidó la posibilidad del fraude.

Investigando más sobre este caso, supimos que Nigeria es uno de los países que generan más delitos de este tipo. En muchos casos estos fraudes implican cifras estratosféricas y son causa de suicidio entre algunas víctimas. En fin. Mi compadre (que pide anonimato) ya no tiene compu y Nigeria se suma otro gol. La historia de la transa está hecha de cosas chiquitas y grandes. Al final los malos ganan –como, desafortunadamente, suele pasar– y entre las artes, (gloria y sutileza de la mente humana), se puede contar el viejo oficio de hacer de chivo los tamales.

PARPADEO FINAL

Recibo mails que comentan que mi artículo sobre la patafísica nomás lo entendió mi abuela (que prepara deliciosos chilaquiles para San Pedro). Luego sucedió que puse un término patafísico como contraseña de correo electrónico y ahora no me acuerdo ni qué jijos era. Chale. Eso me pasa por ponerme en plan químico, botánico, retórico (y sistema decimal). No lo vuelvo a hacer. En fin, salud y hasta el próximo jueves.

cronicadelojo@hotmail.com

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