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Crónica del Ojo / PATAFÍSICA

Miguel Canseco

Guayo es un estupendo artista y entrañable amigo cuyo único pecado capital (como ya he mencionado más de una vez en esta columna) es creer –oh, iluso- que Pelé está por encima de Maradona. Hago a un lado este lamentable hecho para hablar de un sueño que me contó. En su sueño, Guayo se encuentra con Paty Hernández y le dice “oye, soñé que hablaba contigo”. Paty le aclara, “yo creo que estás hablando de este sueño”. Guayo contesta: “ah, pues sí”. O sea que Guayo sueña que soñó con Paty, que a su vez le dice que el sueño anterior es el presente, por lo tanto, Paty habita simultáneamente un sueño que Guayo cree haber soñado dentro de su sueño. Clarísimo, hombre. Ahora, falta explicar las implicaciones que esto puede tener en los procesos micro cósmicos (que, como el sueño dentro del sueño) afectan procesos macro cósmicos que pueden, eventualmente, llevar al Apocalipsis. Por eso propongo a las universidades laguneras la instauración de la materia: “Extinción humana masiva y atonía muscular durante el sueño o praxis Guayológica de la somatización santista”. Lector o lectora. Si en tu infinita bondad has llegado hasta este punto pensarás, con razón, que fumé zacate rancio. No es así. Hay una ciencia que responde a estas preguntas descabelladas: la Patafísica, definida por su creador como la “ciencia de las soluciones imaginarias”. Alfred Jarry, padre de la patafísica murió en 1907 a los treinta y cuatro años, dejando tras de sí una obra excepcional. Tanto su planteamiento estético, condensado en obras de teatro como Ubu Rey, como su personalidad extrema (alcohólico y pendenciero) dan a la vida de Jarry la tonalidad del artista excéntrico y del genio retorcido e irreverente. Su última obra, Hechos y Dichos del doctor Faustroll, patafísico, da cuerpo a esta ciencia, que se convierte en academia después de la muerte de Jarry (El Colegio de Patafísica o “Sociedad de Investigaciones Eruditas e Inútiles”. Se fundó en 1948 y sigue funcionando con sedes en varios países). Como menciona Vázquez Rocca “La idea central de la Patafísica es la consideración de las leyes generales de la física como un conjunto de excepciones no excepcionales, y, en consecuencia, sin ningún interés. En suma, la regla es una excepción a la excepción”. En vista de todo lo dicho anteriormente, sólo desde la Patafísica se puede resolver el profundo misterio planteado en los estudios de la praxis “Guayológica de la somatización Santista”. Si tú que lees, estás hecho bolas, debo decirte que yo también. Pero de eso se trata. Alfred Jarry dejó bombas intelectuales que explotaron para generar movimientos como el surrealismo, el dadaísmo y el arte conceptual. Jarry mezcló la ciencia, el arte y lo cotidiano. Así, la Patafísica se burla de la ciencia, desmitifica el arte y vivifica lo cotidiano. La Patafísica es el escarnio de los “especialistas” y “conocedores”. Entre los miembros del colegio de Patafísca podemos contar a Miró, Duchamp, Humberto Eco y el premio nobel Darío Fo entre otros relevantes personajes. Que varias de las mejores mentes de los últimos cien años se rindan ante los despropósitos de la patafísica habla a favor del delicadísimo arte de ejercer la estupidez quirúrgica como medicina contra la supuesta cordura. La patafísica resguarda el poder explosivo, regenerador y convulsivo de la imaginación en su estado puro. Salud por la Patafísica.

PARPADEO FINAL

Bueno, sí, me fumé. Pero no hay de otra cuando se habla de patafísica. Y es que es la única ciencia que puede explicar lo que ahora le pasa a Paty (¡ánimo guapa!) y de paso aclarar por qué Pamela, el Dr. Terror y Francisco siguen leyendo esta columna pudiendo hacer mil cosas de mayor provecho. A ellos les mando un agradecido abrazo patafísico.

cronicadelojo@hotmail.com

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