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Crónica del Ojo / ¡YO LO QUIERO!

Miguel Canseco

Así, con este sugestivo título y ampliando mis desvaríos sobre el consumismo, resumo mis sentimientos al ver el nuevo teléfono de la compañía Apple, el mentado i phone. ¿Para qué lo necesito? Pues básicamente para nada, he vivido sin él y antes de verlo ni siquiera lo imaginaba, pero ahora lo quiero (fuera de contexto estas palabras pueden arruinar mi reputación).

Tal es la vil trampa del comercio, poner cosas novedosas e inútiles para que uno se ponga a babear cual perro viejo. Así se crean las fortunas haciendo necesarias las necedades. Hace pocos años ni siquiera se concebía un producto como el i pod, pero ahora es el colgajo de moda entre los chavos (y no tan chavoes, je, je). No dejo de asombrarme, soy de una generación que creyó que el tope tecnológico era el primer walkman (una bestia metálica de grandes audífonos ¿alguien la recuerda?).

Me embelesé con las video caseteras Betamax y observé con gesto devoto el primer DVD tamaño disco de vinil. Quedé hipnotizado por el pac man, que era el estado superior del juego de ping pong mega pixelado, que fue el último grito de la ciencia en su momento. A cada paso pensaba ?ésta es la barrera, lo última, el no va más?. Y cada vez salía un cacharro mejor que el anterior, carísimo al principio, pero que pronto se abarataba para formar parte de lo cotidiano.

La carrera tecnológica es vertiginosa y crea modas bastante caras, digo, los gadgets no se hicieron para el proletariado (snif). Ahora sale Apple con esta maravilla de teléfono con pantalla sensible que manejas con el dedito, donde almacenas meses de música, navegas por Internet y se pueden ver películas en full screen (ay papá quién te pegó). Ya parece anuncio, pero lamento romper corazones, el chunche éste va a estar por los seiscientos dólares, así que en tierras aztecas habrá que sumarle impuestos y demás yerbas, lo cual subirá el asunto al doble (12 o 15 del águila, gulp). Pero a la larga tendrá que abaratarse y aquí la pregunta ¿después qué? Al final, el i phone es un triste adminículo (adoro esta palabra) esencialmente orientado al entretenimiento, es decir, la distracción. Puede hacer que uno olvide la realidad y se sumerja en un mundo marcado por los intereses de los medios de comunicación. Supongo que si Umberto Eco se compra un i phone lo llenará con música selecta y buen cine. Pero la verdad es que sirve para meter a Britney Spears y Jim Carrey en la bolsa, para llevarlos a todos lados y seguirles tomando dictado de cómo debe ser la vida.

La tecnología se hace cada vez más pequeña, los aparatos se reducen, se vuelven más completos y personalizados. Se adhieren al cuerpo y con ellos se inyectan los intereses corporativos, la música basura, el cine ligero, para decirlo como Lorca, ?los juegos sin alma y sudores sin fruto?. Después de filosofar un poco me doy cuenta que no necesito, que nadie necesita un aparato así. Y aunque esté en los anaqueles y los anuncios, soy un hombre consciente y no gastaría semejante cantidad de dinero en un i phone, triste síntoma del escapismo moderno. No, no. Nunca. Pero bueno, si me regalan uno, con gusto lo acepto, hombre, quien soy para rechazar semejante detalle... (¡muérdete la lengua Cansecoooo!

PARPADEO FINAL

Bueno, no me ha escrito ni mi abuela y creo que mi último lector murió de frío. Por aquello de las dudas, repito mi mail: cronicadelojo@hotmail.com, ahí podemos cotorrear más en privado. Sale, hasta la próxima.

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