?Medido en tiempo de transporte y de
comunicación, el mundo entero es hoy
más pequeño que un pequeño país europeo
hace 100 años?.
John B. Orr
Washington, D.C., EUA.- Los Gobiernos de México y Estados Unidos han llegado a un acuerdo para establecer un plan piloto que permitirá el ingreso de camiones de carga de un país al otro.
El acuerdo tiene lugar 12 años después de que el Gobierno de Estados Unidos unilateralmente decidiera, en diciembre de 1995, postergar la aplicación de una cláusula del Tratado de Libre Comercio de los Estados Unidos (TLCAN) que permitía la entrada de camiones de carga más allá de las zonas fronterizas y seis años después de que, en febrero de 2001, un panel de resolución de controversias determinó que esta medida había violado los compromisos del TLCAN. Tarde llega la justicia, pero ha llegado ya.
El programa piloto permitirá que los camiones mexicanos lleven carga a puntos del interior de Estados Unidos y que los camiones estadounidenses lleven a su vez carga a México. Si bien se aplicará de manera gradual, hará posible resolver la más añeja disputa dentro del TLCAN. La principal oposición a la entrada en vigor de esta cláusula ha venido de las asociaciones de camioneros de Estados Unidos, pero también ha habido resistencia de algunos grupos mexicanos en este sector.
Desde el inicio del TLCAN, en enero de 1994, el comercio entre México y Estados Unidos se ha cuadruplicado y ha alcanzado una cifra de 330 mil millones de dólares. En 2006 México obtuvo de este intercambio un superávit comercial de 64 mil millones de dólares.
La falta de aplicación de la cláusula de libre cruce de camiones de los dos países, sin embargo, ha tenido un costo enorme para este comercio. Casi el 70 por ciento de los productos que intercambian México y Estados Unidos se mueve por camión de carga y la demanda de este servicio de transporte crece 13 por ciento al año.
La restricción ha creado un costoso e ineficiente sistema de cruce de carga en la frontera. Los camiones que llegan del interior de México o Estados Unidos deben detenerse antes de la frontera para mover su carga a un segundo camión, que se encarga de hacer el cruce; ya del otro lado, la carga es colocada en un tercer vehículo que la lleva al destino final.
Este sistema tiene un costo aproximado de 80 dólares por cruce, el cual se traduce en un costo total de 400 millones de dólares año en consideración de los 5 millones de cruces anuales que se registran en la frontera entre los dos países. La restricción reduce de manera significativa la competitividad de la economía mexicana. Los cruces de carga mexicana por la frontera de Estados Unidos tienen un costo 55 por ciento superior al mismo cruce por la frontera entre Canadá y Estados Unidos, ya que Estados Unidos nunca ha impedido el acceso de camiones canadienses a su territorio. Otra consecuencia perversa de la limitación ha sido crear un obstáculo para que las empresas exportadoras establezcan plantas al sur de la zona fronteriza de México, con lo cual se hace más difícil la inversión en el interior del país.
Los camiones y conductores mexicanos deberán atenerse a las mismas reglas que se aplican a sus contrapartes estadounidenses. Esto significa que los camiones mexicanos que exceden las limitaciones de peso y dimensiones de la Unión Americana no podrán adentrarse en territorio estadounidense. Los conductores mexicanos, por otra parte, deberán cumplir con todos los requisitos para manejar en la Unión Americana, que son significativamente más estrictos que los mexicanos. Esto puede beneficiar también a nuestro país al crear una cultura más avanzada de manejo entre los conductores.
El plan piloto permitirá certificar a camiones y conductores mexicanos para hacer el cruce. Aproximadamente 100 empresas transportadoras mexicanas participarán en este programa, aunque el Departamento de Transporte de Estados Unidos ha recibido al parecer más de 800 solicitudes. Un número equivalente de empresas estadounidenses participará también en el programa para ingresar a territorio mexicano. Debido a que el proceso de certificación de las autoridades mexicanas es más prolongado, el ingreso de camiones estadounidenses a territorio mexicano empezará después que los transportes mexicanos empiecen a entrar a la Unión Americana.
Los camiones mexicanos y estadounidenses no podrán realizar operaciones de cabotaje: esto es, no podrán transportar carga de un punto a otro del otro país. El programa piloto no considera el transporte de materiales peligrosos, los cuales seguirán sujetos a las actuales limitaciones. Del programa piloto, por otra parte, habrá que pasar después a una apertura más amplia. A pesar de estas limitaciones, este programa parece augurar un avance muy importante en la apertura comercial entre México y Estados Unidos.
MÉXICO EN WASHINGTON
La secretaria de Relaciones Exteriores de México, Patricia Espinosa, llegó a Washington este pasado fin de semana para llevar a cabo su primera visita oficial. En enero estuvo en la capital estadounidense para los funerales del ex presidente Gerald Ford, pero esta semana visitará por primera vez a los principales responsables del Gobierno y el Legislativo. La acompañará Arturo Sarukhán, el nuevo embajador, quien apenas el martes pasado llegó a Washington tras su ratificación por el Senado y quien esta semana también entregará formalmente sus credenciales al presidente George W. Bush.