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Cuarta etapa/Diálogo

Yamil Darwich

Con 9,410 votos, de 13,655 posibles, Beatriz Paredes es Presidenta del Partido Revolucionario Institucional, importante decisión para la vida política nacional; además de haber elegido a una mujer para el principal puesto de la antes llamada “Dictadura Perfecta”, renueva aspiraciones de recuperar el poder hegemónico que ejerció desde 1929 hasta 2000, cuando triunfó del Partido Acción Nacional, en lo que ella ha llamado “cuarta etapa”.

El reto es grande y la pregunta de muchos está relacionada con la posibilidad de que el PRI pueda romper con viejos vicios, –muy arraigados– dinamizar su organización y flexibilizar su anquilosado aparato. Quienes nos declaramos “apartidistas”, consideramos importante la presencia de una Oposición fuerte, capaz de promover las mejores leyes, decisiones y cuidados de los recursos nacionales, en su afán lícito de ganar posiciones y puestos de poder.

Las dudas aparecen de inmediato y algunos expertos hablan de la necesidad del cambio radical, que incluya la revisión a fondo y sea garantía para democratizarlo, de verdad.

Para ello habrán de revisar y cambiar los viejos estatutos, políticas y reglamentos; aún más: hacer que los caudillos, caciques y dinosaurios dejen espacios de oportunidad para las nuevas generaciones, en igualdad de circunstancias a las de muchos de los “herederos” del sistema, quienes están incrustados por referencia, recomendación y/o tradición, por encima de la capacidad y aportación personal. A ellos les dirigió una de las varias sentencias: “trabajar todos juntos y mantener la unidad”. Sin duda que Beatriz sabe muy bien lo que le espera.

Esteban David Rodríguez, es un profesional joven, de la “nueva ola” del periodismo nacional, que muy atinadamente ha descrito al componente humano del partido político, dice que está integrado por cuatro grandes grupos de personajes:

“El Cacique”; que ha ostentado posiciones de poder, no necesariamente formal y que controla las decisiones de una región, gremio o espectro de partido; es un patriarca, hombre fuerte y factor de poder.

Lo diferencia del “Dinosaurio”, que ha ostentado poder a lo largo de muchos años; factor de decisión en su región, gremio o partido y ha sabido sortear la transformación institucional y sus condiciones políticas. Generalmente recurre a prácticas ilegales y hasta llega a despreciar la ley, sabedor de su poder e influencia; dice que es un “camaleón”, con infinita capacidad de adaptación, artificioso, habilidoso, ilusionista, hábil para disfrazar de legal lo ilegal, siendo punto de confluencia de corrientes e intereses, factor de decisión.

Denomina “Santones” a aquellos que explotan su prestigio para influir en las decisiones; se mueven “tras el telón” y su opinión es altamente considerada por ser influyentes entre sus seguidores, aunque sea utilizado y citado por sus adeptos para legitimizarse o dar bandera a algunas de sus ideas o acciones. Aquí incluye a grandes pensadores.

Describe a los “Caudillos”, diferenciándolos de los “caciques”, por ser ellos quienes con ley o violencia y hasta crueldad construyeron la nación y dieron forma y solidez al partido; muchos de ellos militares y ex militares, personajes rudos que hicieron historia y dieron cohesión a la institución, con la referencia de su fuerza portada.

Recuerde que el cuatro de marzo de 1929, Plutarco Elías Calles creó el Partido Nacional Revolucionario (PNR) y nueve años después, en 1938, Lázaro Cárdenas incluye en sus filas a las principales centrales obreras del país, cambiándole de denominación a Partido de la Revolución Mexicana (PRM); el año de 1946, para enfatizar la nueva época, en la que el Gobierno de México ya no sería encabezado por los líderes revolucionarios, sino por las instituciones sociales, adopta el nombre de Partido Revolucionario Institucional (PRI), manteniéndolo hasta la fecha.

Beatriz Paredes lanza mensajes en sus primeras arengas: “El PRI es capaz de trabajar en nuevas condiciones, con competencia electoral, con propuestas convincentes y unidad, vamos a recuperar los estados y municipios, la mayoría en el Congreso, vamos a recuperar la Presidencia de la República”; “Los convoco a concebir la cuarta etapa del PRI, hago esta convocatoria en el 78 aniversario de nuestra corriente histórica y política, vamos a concebir esta cuarta etapa con una capacidad de cambio y continuidad”; “El PRI del Siglo 21 será un partido que abandere las causas de la mayoría y una agenda social contemporánea”.

Esas frases desgastadas, hacen repensar la posibilidad del verdadero “cambio”; luego, el discurso oficial advierte a los opositores que defenderán a sus gobernadores “acosados”, haciéndole un muy flaco favor al de Coahuila, al unirlo en el paquete de acusados de genocidio o abuso de autoridad en complicidad de paidofilia, haciéndolo “par” de ellos. ¿El cambio incluirá transparencia y búsqueda de aplicación de justicia?

Lo cierto es que México necesita de partidos políticos modernos, que comprendan el nuevo orden internacional y sean capaces de adaptarse, ser eficientes y eficaces, aportando al bien nacional. ¿Qué opina?

ydarwich@ual.mx

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