Cuestan más las ‘brujas’ que los ‘muertos’
En La Laguna sale más caro festejar el Halloween que el Día de Muertos. Mientras una familia gasta un promedio de 150 pesos en preparar un altar para el 2 de noviembre, un disfraz para el 31 de octubre puede costar hasta 500 pesos
TORREÓN, COAH.- Recordar a los que ya se fueron o importar un estilo de fiesta, tiene su costo. En el Día de Muertos, una familia gasta en promedio 150 pesos para esperar la visita de sus difuntos en un altar, pero si los padres prefieren que los niños toquen puerta tras puerta para pedir dulces o hacer travesuras en el Halloween o Día de Brujas, el precio del disfraz puede alcanzar desde los 350 pesos hasta los 500 por pequeño, todo depende de qué tan terroríficos quieran lucir.
Para preservar la tradición mexicana -única en el mundo- de honrar a los difuntos cada dos de noviembre, sólo se necesita un poco de dinero, pues muchos de los materiales que se requieren para al altar de muertos como el retrato, la mesa, el agua, jarras y vasos, se pueden conseguir en casa, así como la comida.
Los materiales para elaborar un altar de muertos son de costo accesible: el pliego de papel china de colores se puede conseguir en las misceláneas desde un peso, mientras que las veladoras cuestan un promedio de cinco pesos, todo depende del tamaño y de la marca, la pieza de caña vale 8.95 pesos, el kilo de calabaza a 21.90, la calavera de dulces y colores un promedio de ocho pesos, y el pan de muerto se consigue desde 17 hasta 48 pesos, de acuerdo al tamaño.
En el Mercado de las Flores, ubicado en la calle Blanco entre las avenidas Hidalgo y Presidente Carranza, el manojo de cempasúchil cuesta a 40 pesos y el de mano de león a 50 pesos, el gasto total dependerá de cuántas flores amarillas se quieran colocar en el altar de muertos.
Sin embargo, si las familias prefieren ir a convivir con sus muertos al panteón, el costo de la celebración se puede reducir sólo a la compra de flores o coronas, y en el mercado hay variedad en los precisos, y se ajustan al presupuesto de cada quien.
En cambio, para celebrar el Halloween, una fiesta celta proveniente de los Estados Unidos que se realiza la noche del día 31 de octubre, el precio aumenta de manera considerable, según el disfraz y la cantidad y calidad de dulces que se quiera regalar a los pequeños.
Y es que el Día de Halloween, los niños se disfrazan para pasear por las calles pidiendo caramelos de puerta en puerta. La noche del 31 de diciembre, es común que los pequeños toquen para gritar “dulces o travesuras”.
Al abrir la puerta, las personas se encuentran con pequeñas brujas, fantasmas, calaveras, monstruos de Frankenstein, entre otros personajes terroríficos. Los disfraces se consiguen desde 100 hasta 250 pesos en los centros comerciales populares.
Para complementar el disfraz, las uñas y dientes cuestan 14 pesos, la guadaña 25 pesos, la escoba a 28 pesos, las máscaras desde 79 hasta 239 pesos, mientras que la calabaza va de 20 a 32 pesos, todo depende del tamaño y la calidad.
Las bolsas de dulces varían desde 20 pesos hasta 50 o más, pues se debe tomar en cuenta la cantidad o calidad de los caramelos. La bolsa con arreglos para que la casa luzca de miedo, cuesta entre 800 y 110 pesos, y en ocasiones es necesario comprar varias para aumentar el terror.
LA TRADICIÓN MEXICANA
De acuerdo a la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), dos de las celebraciones más importantes de México se realizan en el mes de noviembre. Según el calendario católico, el día primero está dedicado a Todos los Santos y el día dos a los Fieles Difuntos.
Es el tiempo en que las almas de los parientes fallecidos regresan a casa para convivir con los familiares vivos y para nutrirse de la esencia del alimento que se les ofrece en los altares domésticos.
Según la creencia del pueblo, el día primero de noviembre se dedica a los “muertos chiquitos”, es decir, a aquellos que murieron siendo niños; el día dos, a los fallecidos en edad adulta.
El Día de Muertos, como culto popular, es un acto que lo mismo lleva al recogimiento que a la oración o a la fiesta; sobre todo esta última en la que la muerte y los muertos deambulan y hacen sentir su presencia cálida entre los vivos.
Los panteones y las casas, se visten de muchos colores para venerar la muerte: el amarillo de la flor de cempasúchil, el blanco del alhelí, el rojo de la flor afelpada llamada pata de león. Los camposantos de todo el país son visitados por miles de personas.
LA FIESTA EXTRANJERA
De acuerdo a Wikipedia, la Enciclopedia Libre, el Halloween (jalowín) es una fiesta celta que se celebra principalmente en Estados Unidos la noche del día 31 de octubre, en donde los niños se disfrazan para la ocasión y pasean por las calles pidiendo dulces de puerta en puerta.
Después de llamar a la puerta los niños piden dulces, y si los adultos les dan caramelos, dinero o cualquier otro tipo de recompensa, se interpreta que han aceptado el trato. Si por el contrario se niegan, los chicos les gastarán una pequeña broma, siendo la más común arrojar huevos o espuma de afeitar contra la puerta.
La palabra Halloween es una derivación de la expresión inglesa All Hallow’s Eve (Víspera del Día de los Santos). Se celebraba en los países anglosajones, principalmente en Canadá, Estados Unidos, Irlanda y el Reino Unido.
La historia del Halloween se remonta a hace más de dos mil 500 años, cuando el año celta terminaba al final del verano, precisamente el día 31 de octubre. El ganado era llevado de los prados a los establos para el invierno.
Ese último día, se suponía que los espíritus podían salir de los cementerios y apoderarse de los cuerpos de los vivos para resucitar. Para evitarlo, los poblados celtas ensuciaban las casas y las "decoraban" con huesos, calaveras y demás cosas desagradables, de forma que los muertos pasaran de largo asustados.
De ahí viene la tradición de decorar con motivos siniestros las casas en la actual víspera de todos los santos y también los disfraces. Es así pues una fiesta asociada a la venida de los dioses paganos a la vida, y de acuerdo a Wikipedia, el recorrido infantil en busca de golosinas probablemente enlace con la tradición neerlandesa de la Fiesta de San Martín.
Halloween, sin raíces en México
José Luz Ornelas López, catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas, considera que el Halloween sólo se remite al hecho de que los niños pidan dulces y se disfracen, “no va más allá, pues el culto a los muertos sigue preservándose en el país”.
Insiste en que en la celebración de ambas fechas nada tiene que ver una con otra, “el Halloween, como es un rasgo de una cultura ajena, no se absorbe como propia, no va más allá del aspecto comercial y del atractivo de la calabaza y de los disfraces de brujas”.
En cambio, el también sociólogo e historiador Ornelas López, considera que el Día de Muertos forma parte de un pasado histórico de muchos siglos, y en consecuencia su raíz permanece. “Hace 30 años era muy difícil encontrar calaveras de azúcar, y hoy se venden hasta en la calle, lo que significa que la tradición no ha sido sustituida por el Halloween sino que sigue muy viva en México”.
Significado del altar
El altar es el sitio sagrado donde los vivos honran a los muertos. A este lugar se llevan flores, adornos y ofrendas, que tienen el siguiente significado:
El retrato del recordado: sugiere al ánima que los visitará la noche del 2 de noviembre. La imagen de las ánimas del purgatorio sirve para obtener la salida del purgatorio del alma de nuestro difunto por si acaso se encontrara ahí.
Los cirios: sobre todo si son morados, son señal de duelo.
La cruz pequeña de ceniza: se pone por si el ánima se encontraba en el purgatorio, ayudándolo a salir de ahí para continuar su viaje.
Las calaveras de azúcar: son alusión a la muerte.
Los cuatro cirios en cruz: representan los cuatro puntos cardinales, de manera que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su camino y su casa.
El aguamanil, jabón y toalla: se colocan por si el ánima necesita lavarse las manos después del largo viaje.
El agua en la jarra: es para que se moje los labios resecos por el largo viaje desde el más allá.
El licor, tequila preferiblemente: es para que recuerde los grandes acontecimientos agradables durante su vida y decida visitar a los vivos.
El copal: sirve para que su humo limpie el lugar de malos espíritus y así pueda entrar el ánima a su casa sin ningún peligro.
La comida: tiene por objeto deleitar al ánima que nos visita.
La cruz grande de ceniza: sirve para que al llegar el ánima hasta el altar pueda expiar sus culpas pendientes.
Las flores: sirven para adornar y aromatizar el lugar durante el tiempo que esté presente el ánima.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón