La obsesión por comer únicamente alimentos muy sanos es considerado también como una actitud negativa para la salud en general.
Especialistas alertan nuevo y creciente problema nutricional, llamado la ortodexia, que es la fijacción por alimentarse con productos sanos.
Psicólogos y nutricionistas han levantado su voz para alertar de un nuevo problema alimenticio denominado ortorexia o la obsesión por comer productos sanos, dado el creciente número de personas que comienzan a sufrir este trastorno, que afecta ya a un 2 por ciento de la población en países como EU.
Javier Aranceta, premio Grande Covián 2007 y profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra, dijo que en España no hay estudios sobre el número de personas "esclavizadas" por esta patología, si bien se percibe una "moda emergente" de "autistas alimentarios, abocados a la infelicidad".
Constató que es un "fenómeno creciente" que, con el paso de los años, puede equipararse a otros problemas de salud como la anorexia, la bulimia o la obesidad, salvo que se tomen medidas preventivas para frenar su progresión, entre las que destacó la educación desde la infancia en hábitos alimenticios sanos.
Cuanto más "severa" es la obsesión y si se excluyen alimentos básicos, prosiguió el experto, la ortorexia puede derivar en desnutrición, anemia, pérdida de masa ósea, carencias de vitaminas y minerales, debilidad y un alto riesgo de infecciones.
Algunos de los síntomas que pueden advertirnos de que algo no marcha bien, indicó la psicóloga clínica Elena Borges, son "pasar horas en el supermercado" leyendo la composición de los alimentos e inclinarse únicamente por aquellos ecológicos, probióticos, dietéticos, integrales, sin aditivos, y con garantías de que no contienen conservantes, pesticidas ni herbicidas.
Dedicar gran parte del día a decidir meticulosamente qué se va a comer, evitar actos sociales, comidas o cenas para no "caer en la tentación" de ingerir otro tipo de productos, pesar los alimentos y sentirse "enormemente culpable si uno se salta las normas" son indicios preocupantes, en opinión de la especialista.
La falta de autoestima y el miedo al fracaso son otros condicionantes que acompañan a estos pacientes, apostilló, cuyo número se incrementa día a día en las consultas.
Los expertos apelan a otros factores que han desencadenado esta tendencia, tales como el denominado "culto al cuerpo" y la invasión publicitaria de productos supuestamente sanos o enriquecidos.
Aranceta afirmó que el ortoréxico se "atiborra" de un número determinado de productos funcionales con el objetivo de estar sano mientras que deja de consumir "el 80 por ciento de otros que son más saludables y básicos para el organismo".
Los afectados, en muchos casos "hipocondríacos y excesivamente rígidos en sus comportamientos", terminan por sufrir excesos de determinadas sustancias mientras que carecen de otras fundamentales.
En Estados Unidos, cuyas tendencias se exportan al resto del mundo, han cobrado fuerza las campañas sobre el daño de los alimentos genéticamente modificados y sobre la amenaza de enfermedades como la de las "vacas locas", hasta el punto de que es el país que posee un mayor número de supermercados ecológicos.
El doctor abundó en que lo mejor para tener una alimentación sana es la "variedad", porque sólo en ella "está la posibilidad de adquirir todos los nutrientes".
Destacó que, "además de la pérdida de tiempo que conlleva medir al milímetro lo que se come", tampoco es fácil encontrar productos ecológicos y estos conllevan un elevado coste para la cartera, hasta quince veces superior al gasto de una persona normal.
"Actualmente vivimos en una sociedad de apariencia y de un culto desleal a todo lo material, relevando casi a un último plano el qué es realmente cuidarse", sentenció la psicóloga clínica.
La doctora comentó que "la vida es mucho más flexible y dinámica en todos sus aspectos" y confesó que "centrarla en la meticulosidad de la comida" produce, al menos, "malhumor, malestar y desasosiego, y resta salud física y mental".