De ninguna manera es igual, en estos dos tipos de pacientes hacemos odontología pero con grandes diferencias, no sólo anatómicas e histiológicas entre cada dentición, sino también y consideraría yo, lo más importante, la inmensa diferencia en el aspecto conductual.
Sin lugar a duda el comportamiento del paciente infantil ante la atención odontológica, dista mucho de ser igual que de un paciente adulto, esto constituye un constante reto para la habilidad y experiencia tanto como al odontólogo general dedicado a la atención infantil, como para el odontopediatra.
Los diferentes sentimientos implícitos en la conducta de un paciente infantil, como pudieran ser el temor, la angustia, ansiedad y miedo, predisponen a éste a tener conductas cooperadoras, no cooperadoras o de franco rechazo a recibir el tratamiento requerido.
Por esto es importante de quien vaya a brindar atención odontológica al paciente pediátrico, conozca y maneje las diferentes técnicas de control conductual en este tipo de pacientes, ya que un buen manejo del infante no sólo permitirá tratar y aliviar el padecimiento presente, sino también establecerá una buena base para que estos pacientes tengan una mejor aceptación de los servicios odontológicos que llegarán a requerir en el futuro, y sobre todo inculcar en ellos la importancia de la salud bucodental.
El poder brindar atención dental a un paciente infantil, conlleva toda una organización tanto material como humana, desde las instalaciones apropiadas para brindar un mayor confort y relajamiento del niño, hasta con la necesidad de contar con un equipo de trabajo comprometido en tratar de hacer esta experiencia odontológica lo más positiva y placentera posible, teniendo como meta y único propósito la óptima salud dental de nuestros niños.
Después de lo comentado les puedo asegurar que de ninguna manera la odontología infantil es una odontología en pequeño.
“Es la prevención, nuestra mayor preocupación”.
¡Hasta mañana!
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