Ayer fue presentada en Berlín, Alemania, una estampa para conmemorar el cumpleaños 80 del Papa Benedicto XVI al cumplirse el segundo año de su Pontificado. (AP)
Joseph Ratzinger fue elegido Papa un 19 de abril de 2005, luego de 26 horas de Cónclave.
Joseph Ratzinger cumplió ayer dos años de su elección como el Papa 265 de la Iglesia Católica y de su primer discurso desde ese cargo, durante el cual aseguró ser un “humilde trabajador de la viña del Señor”.
El 19 de abril de 2005, luego de 26 horas de cónclave -reunión de todos los miembros del Colegio Cardenalicio menores de 80 años-, salió el “humo blanco” de la chimenea de la Capilla Sixtina, señal de un acuerdo entre los purpurados.
Bastaron cuatro votaciones para que los “príncipes de la Iglesia” definieran que el ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, originario de Marktl am Inn, un pequeño poblado cerca de Munich, fuera el nuevo Pontífice.
De inmediato, miles de católicos se congregaron en la Plaza de San Pedro para escuchar el anuncio del cardenal chileno Jorge Arturo Medina Estévez sobre la designación del nuevo pontífice.
“Annuntio vobis gaudium magnum Habemus Papam” (anuncio a ustedes con gran alegría que tenemos Papa), pronunció en latín Medina Estévez antes de revelar la elección de Ratzinger, quien tomó el apelativo apostólico de Benedicto XVI.
“Queridos hermanos y hermanas, después del gran Papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor”, fue el primer saludo de Benedicto XVI como nuevo líder máximo de los católicos.
“Me consuela que el Señor sepa trabajar con instrumentos insuficientes y me entrego a vuestras oraciones. En la alegría del Señor y con su ayuda permanente, trabajaremos y con María, su madre, que está de nuestra parte”, expresó.
Benedicto XVI evocó con su nombre a Benedicto XV, quien dirigió a la Iglesia en el inicio del siglo XX, entre 1914 y 1922.
Al igual que sus predecesores León XIII, Pío XII y Juan Pablo I, Ratzinger fue elegido en dos días de Cónclave.
ARDUA LABOR
La primera carta encíclica de su gestión fue “Deus Caritas Est” (Dios es amor) y su primera exhortación apostólica post-sinodal fue “Sacramentum Caritatis” (Sacramento de la Caridad) sobre la eucaristía.
Además, ha expedido dos “Motu proprio” (decretos eclesiásticos), ha enviado 11 mensajes pontificios especiales, ha pronunciado cuatro mensajes Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo) y ha escrito 16 mensajes para jornadas y ocasiones especiales.
Benedicto XVI escribió además un libro de reciente publicación, titulado “Jesús de Nazareth”, en el cual analiza, desde la teología, la vida de Cristo, desde el bautismo en el Jordán hasta la transfiguración.
El Papa ha declarado 47 nuevos beatos, entre ellos 13 mexicanos: Anacleto González Flores y ocho mártires, José Trinidad Rangel, Andrés Solá y Molist, Leonardo Pérez Larios y Darío Acosta Zurita.
Asimismo, canonizó a nueve beatos, entre ellos el mexicano Rafael Guízar y Valencia, el primer obispo declarado santo en América.
En materia de política internacional, se ha reunido con líderes políticos como Vladimir Putin (Rusia), Ehud Olmert (Israel), Ángela Merkel (Alemania), Romano Prodi (Italia), Anthony Blair (Reino Unido) y José Luis Rodríguez Zapatero (España).
También ha recibido en el Vaticano a dignatarios latinoamericanos: los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez; de Costa Rica, el premio Nobel de la Paz Óscar Arias; de Honduras, Manuel Zelaya y el vicepresidente de Argentina, Daniel Scioli.
Juan Pablo II, fuente de inspiración
Pedro Miguel Funes, funcionario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, oriundo de Nezahualcóyotl, México, comentó que el espíritu de Juan Pablo II inspira al actual Papa, quien ha manejado hábilmente el “peso de su predecesor”.
Funes trabaja en la sección disciplinaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe desde el año 2001 y por más de cuatro años fue el mexicano que trabajó más de cerca con el ahora máximo líder católico.
“Juan Pablo II pesa mucho, él fue un hombre extraordinario y excepcional, entonces cualquiera que viniera como su sucesor iba a cargar con este peso de una gran imagen”, afirmó.
“Creo que Benedicto XVI lo ha tomado muy bien, él mismo admiraba y mucho a su predecesor. Si bien no es igual, en muchas cosas siente la inspiración en el espíritu de Juan Pablo II”, agregó.
