EL PAÍS
Roma, italia.- Silvio Berlusconi divide Italia. La mitad del país le adora. La otra mitad le detesta y se alinea, de forma incondicional, con su esposa. Las dos Italias asistieron ayer miércoles, entre estupefactas y apasionadas, a una bronca conyugal pública y tremenda. Verónica Lario, la mujer de Berlusconi, exigió a su marido ?disculpas públicas? a través de la portada de La Repubblica, el menos berlusconiano de los diarios, por haberla ofendido coqueteando con una diputada de Forza Italia. Il Cavaliere tardó unas horas, pero reaccionó. Y pidió perdón de forma pública, a través de una carta abierta en la que reconocía que el matrimonio atravesaba ?un periodo de problemas?.
Verónica Lario, nombre artístico de Miriam Bartolini, es la segunda mujer de Berlusconi y, hasta donde se sabe, el único elemento discreto en la vida desmesurada del ex presidente del Gobierno. No suele acudir a actos oficiales, no suele aparecer en la prensa -aunque se conozcan sus tendencias progresistas-, no le acompaña en los fines de semana sardos y no suele quejarse. Calló incluso cuando su marido, en una rueda de prensa, bromeó sobre un supuesto idilio entre la propia Verónica y Massimo Cacciari, alcalde de Venecia y filósofo de izquierdas. Por eso creó conmoción la portada que ayer miércoles sacó a la calle el diario La Repubblica, tradicionalmente hostil a Il Cavaliere. ?Verónica Berlusconi: ?mi marido me debe excusas públicas?, era el primer titular.
?Con dificultad supero la reserva que ha caracterizado mi modo de ser en el curso de los 27 años transcurridos junto a un hombre público, empresario primero y político ilustre después, como mi marido. He considerado que mi papel debe circunscribirse principalmente a la esfera privada, con el objetivo de aportar serenidad y equilibrio a mi familia. Ahora escribo para expresar mi reacción ante las afirmaciones realizadas por mi marido durante la cena de gala que siguió la entrega de los Telegatos (unos premios televisivos concedidos el pasado sábado), en la cual, dirigiéndose a algunas de las señoras presentes, se entregó a consideraciones para mí inaceptables: ??si no estuviera ya casado, me casaría con usted inmediatamente?, ?contigo iría donde fuera?.
?Son afirmaciones?, seguía la carta de Verónica, ?que considero lesivas para mi dignidad, afirmaciones que por la edad, el papel político y social y el contexto familiar (dos hijos de un primer matrimonio y tres hijos del segundo) de la persona de la que proceden, no pueden ser consideradas simples comentarios jocosos. A mi marido y al hombre público exijo por tanto excusas públicas, no habiéndolas recibido en privado?.
El epicentro de la tormenta matrimonial se encontraba precisamente en Forza Italia. Porque la frase de Berlusconi que más molestó a Verónica, la de ?me casaría con usted de inmediato?, fue dirigida a Mara Carfagna, antigua ?velina? -las señoritas que decoran casi todos los programas de la televisión italiana- y actual diputada de Forza Italia. Algunas diputadas del partido se ponían de parte de la esposa y aprovechaban para quejarse por la abundancia de antiguas ?veline? en el grupo parlamentario. La crisis matrimonial amenazaba con convertirse en crisis política.
Había que intervenir y Berlusconi lo hizo. A primera hora de la tarde envió su propia carta a las agencias de prensa: ?Querida Verónica, he aquí mis excusas. Era reticente en privado, porque soy jocoso, pero también orgulloso. Desafiado en público, la tentación de ceder es fuerte. Y no la resisto. Estamos juntos desde hace una vida. Tenemos tres hijos maravillosos que has preparado para la vida con la atención y el rigor amoroso propios de la espléndida persona que eres y que has sido siempre desde el día en que nos conocimos y nos enamoramos. Hemos hecho juntos más cosas de las que estamos dispuestos a reconocer en un periodo de problemas y turbulencias. Esta fase terminará y terminará dulcemente, como todas las historias auténticas. Mis días son una locura, lo sabes. El trabajo, la política, los problemas, los desplazamientos, los exámenes públicos que no terminan nunca, una vida bajo presión constante? Todo eso abre espacio a las pequeñas irresponsabilidades de un carácter jocoso, autoirónico y a menudo irreverente. Pero tu dignidad no tiene nada que ver, la custodio como un bien precioso incluso cuando de mi boca salen frases irreflexivas? No, créeme, no he hecho propuestas de matrimonio. Excúsame pues, te lo ruego y acepta este testimonio público de un orgullo privado que cede ante tu cólera con un acto de amor. Uno de tantos. Un gran beso, Silvio?.
Verónica Lario no quiso comentar la carta de su marido.