Dice el Consejo Episcopal de la Arquidiócesis que no existen rencores contra los perredistas.
La Arquidiócesis de México dio por concluido el agravio contra la Catedral Metropolitana, a una semana de la incursión violenta de perredistas a este templo.
Al iniciar la misa, el Consejo Episcopal de la Arquidiócesis emitió un mensaje leído por el obispo auxiliar Antonio Ortega, quien agradeció y reconoció el apoyo de los gobiernos capitalino y federal y sociedad civil, entre otros, luego de estos hechos.
En entrevista Ortega Franco dijo que no existen rencores hacia los perredistas, lo cual fue reiterado por el representante legal de la Catedral Metropolitana, Armando Martínez, quien dijo que por ahora lo importante es llevar “la misa en paz”.
Durante la homilía, el prelado se refirió de manera indirecta a los hechos del domingo pasado y de la reciente reapertura del templo al destacar la importancia de la reconciliación y del perdón.
La misa oficiada por Ortega Franco, pues el cardenal Roberto Rivera Carrera se encuentra en Roma, fue en honor a Cristo Rey y antes de iniciar, las campanas de la Catedral repicaron por espacio de diez minutos.
En entrevista al finalizar la misa, el obispo auxiliar dijo que la Iglesia debe ser signo de comunión y unidad, y jamás de división, porque de lo contrario incumpliría su vocación.
También aseguró que la Iglesia debe ser signo de perdón, “perdonar y pedir perdón”, sobre todo cuando muchas personas están perdidas y no ven otro camino que la violencia.
Refirió que los hechos de la última semana fueron situaciones especiales, pues “no hay ningún problema político ni tampoco religioso”, y que las puertas de la Catedral se encuentran abiertas a todas las personas, sin importar partido político.
En tono conciliador, el obispo auxiliar enfatizó que lo ocurrido se derivó de una situación especial en la que “alguien puede decir basta y explota; a todos nos ha tocado llegar, en un momento determinado, a tocar fondo”.
Al respecto, la Arquidiócesis Primada de México, a través del editorial de su semanario “Desde la Fe” expresó su deseo de que la reapertura de la Catedral sea un signo de reencuentro y superación de rencores dentro de la legítima diversidad de opiniones en el país.
La Resistencia Civil Pacífica, organización que apoya a Andrés Manuel López Obrador, señaló a Juan Carlos Escandón como un “provocador e infiltrado” que trata de perjudicar el movimiento en favor del llamado presidente “legítimo” de México.
Gerardo Fernández Noroña, líder de la resistencia civil, dijo que el domingo 18, cuando un grupo de perredistas entró de manara abrupta a la Catedral Metropolitana, Escandón se encontraba con un grupo de 20 personas, en la calle de Moneda al momento de que la senadora Rosario Ibarra pronunció su discurso para luego irrumpir en templo católico.
El también secretario de Comunicación del CEN del PRD deslindó a la Resistencia Civil Pacífica de los acontecimientos y dijo que por acuerdo de sus integrantes estaba totalmente prohibido manifestarse en el templo católico o contra cualquier Iglesia o culto.
El señalamiento provocó enojo entre algunos simpatizantes, reunidos en el Hemiciclo a Juárez, que exigieron al perredista el derecho de expresar su disentimiento, pero fueron callados por otros seguidores de Fernández Noroña al grito de “Es un honor estar con Obrador”.
Desde el pasado lunes, el Gobierno del Distrito Federal identificó a Juan Carlos Escandón como el presunto activista que encabezó al grupo de 150 personas que irrumpió violentamente el domingo en la Catedral Metropolitana.
Entrega el Papa anillo Pastoral a mexicano
Con la imposición de los tradicionales "anillos pastorales", el Papa Benedicto XVI concluyó ayer la proclamación de 23 nuevos cardenales, entre ellos el Arzobispo de Monterrey, Francisco Robles Ortega.
Los nuevos cardenales recibieron el anillo arrodillados y después besaron el anillo del Papa.
Benedicto XVI subrayó que el anillo es "un signo nupcial, expresión de fidelidad y compromiso en custodiar la Iglesia, esposa de Cristo".
Una vez recibido el capelo y el anillo, los cardenales tomarán posesión en las próximas semanas de las iglesias de Roma que les ha asignado el Papa, que simbolizan la participación de los purpurados en el cuidado de la Ciudad Eterna, de la que él es Obispo.
