La Audiencia Nacional española condenó ayer a más de 40 mil años de prisión a Jamal Zougam y Otman El Gnaoui como autores materiales de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid y absolvió a Rabei Osman El Sayed, Mohamed “El Egipcio”, considerado uno de los instigadores intelectuales.
Las sentencias son mayormente simbólicas porque la pena máxima que puede cumplir un convicto en España es de 40 años. El país carece de cadena perpetua o pena de muerte.
Zougam y El Gnaoui fueron declarados culpables de 191 asesinatos y de causar dos abortos, de mil 856 asesinatos en grado de tentativa y de cuatro delitos de estragos terroristas.
El español José Emilio Suárez Trashorras, que facilitó los explosivos utilizados en los atentados, ha recibido una pena un poco inferior, de casi 35 mil años, al aplicársele la atenuante de “anomalía psíquica”.
Otros siete de los 28 acusados: Antonio Toro, Carmen Toro, Emilio Llano, Mohamed Moussante, Javier González Díaz e Iván Granados, además de Brahim Moussaten, que ya fue exculpado durante el juicio, también han sido absueltos.
En la sala especial de la Audiencia Nacional en la Casa de Campo, el juez precisó que se tiene la convicción de que toda o gran parte de la dinamita empleada en las explosiones de los trenes de cercanías y la de Leganés (Madrid), donde se suicidaron siete partícipes del 11-M, procedían de Mina Conchita.
Veintiocho personas fueron procesadas por los atentados.
Otros cuatro presuntos cabecillas -Youssef Belhadj, Hassan el Haski, Abdulmajid Bouchar y Rafa Zouhier- fueron exonerados de homicidio, pero convictos de cargos menores incluyendo la pertenencia a una organización terrorista. Recibieron condenas de entre 12 y 18 años de cárcel.
Catorce imputados fueron convictos de pertenecer a una organización terrorista, con lo que de los 28 procesados han sido hallados culpables 21.
