El secretario de Seguridad Interior le dará a los propietarios de terrenos que se oponen a la instalación de un muro fronterizo una última oportunidad para que permitan el acceso a sus propiedades antes de llevar el caso a la corte, señaló el jueves un legislador texano.
El senador John Cornyn indicó que espera que las cartas del Departamento de Seguridad Interior, cuya elaboración fue ordenada por el secretario Michael Chertoff, sean enviadas el viernes.
Pero para los que se nieguen a otorgar el acceso temporal, el Departamento podría solicitar una orden judicial con el fin de poder ingresar a la propiedad, afirmó el legislador.
"(Chertoff) me aseguró que las negociaciones continuarán y que tiene la esperanza de que la inmensa mayoría de estos casos podrá ser resuelto sin litigio, aunque quizás en algunos casos sí se llegue a necesitar un litigio", agregó Cornyn.
Algunos habitantes del Valle del Río Grande, donde la oposición al muro es más fuerte, se han negado a permitir que las autoridades federales ingresen a sus terrenos.
A principios de este año, el alcalde de Brownsville, Pat Ahumada, se negó a firmar documentos que permitían el acceso de un grupo de trabajadores a propiedades de la ciudad.
No se pudo contactar a algún vocero del Departamento de Seguridad Interior para que comentara al respecto.
El presidente George W. Bush aprobó el año pasado la construcción de mil 126 kilómetros (700 millas) de muro fronterizo y de barreras en la frontera entre México y Estados Unidos para frenar la inmigración indocumentada y el tráfico de personas.
A diferencia de otros estados, la mayoría de los terrenos en Texas son propiedad privada.
"Lo que todo eso hará es enfurecer más a la gente aquí", dijo John McClung, presidente de la Asociación de Campesinos Productores de Verduras de Texas, al referirse a las cartas del Departamento de Seguridad Interior.
"Nada hace más infeliz a un propietario de tierras que la idea de expropiación, la idea de verse obligado a entregar sus tierras al gobierno", indicó McClung.
Algunos dueños se han quejado que perderían acceso al río Bravo, la única fuente de agua potable en la región, la cual utilizan para regar sus campos y darle de beber a sus ganados. Otros quedarían con parte de sus terrenos detrás de la barda, aislada del resto de Estados Unidos en una tierra de nadie fronteriza.
Los opositores aseguran que las autoridades federales han fracasado en informarles completamente sobre los planes del muro y se niegan a escuchar las propuestas de alternativas de los residentes del área.
Otros aseguran que el muro es un gasto inútil del dinero de los contribuyentes y que afectará a las economías de las comunidades fronterizas.