EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

De aquella universidad

Addenda

Germán Froto y Madariaga

El jueves pasado, el Consejo Universitario General, de la Universidad Autónoma de Coahuila, aceptó la renuncia de su actual rector, Ingeniero Jesús Ochoa Galindo y lanzó la convocatoria para las elecciones de un nuevo rector.

Aunque faltaban unos meses para que venciera su periodo rectoral, el ingeniero Ochoa decidió aceptar la invitación que le formulara el gobernador del estado, Humberto Moreira, para integrarse al Ejecutivo a su cargo y por ello, decidió presentar su dimisión al rectorado.

Al momento de formular su renuncia, Ochoa, hizo un recuento de los logros obtenidos a lo largo de casi seis años al frente de nuestra máxima Casa de Estudios superiores. Pero muchas cosas se quedaron en el tintero, por razones de tiempo.

Dos son, sin embargo, los logros materiales que se pueden destacar de manera especial. Uno es la gran cantidad de obra pública que le permitió a la Universidad ampliar significativamente su infraestructura material en provecho de alumnos y profesores. Prueba palpable de ello, son los edificios construidos en Ciudad Universitaria, en este Campus de Torreón, que están a la altura de cualquier universidad privada.

El otro, es sin duda el haber colocado a la Universidad entre las quince más importantes del país, lo que le permitió el ingreso al Cumex (Consorcio de Universidades Mexicanas) en el que se encuentran sólo aquellas instituciones de un alto rendimiento académico.

De aquella universidad que sus egresados eran vistos con recelo por los sectores coahuilenses, que desconfiaban de la formación de quienes de ella egresaban, a este tiempo en que la U.A. de C. Se encuentra entre las primeras del país, ha pasado mucho tiempo y muchas cosas.

Pero sobre todo, el esfuerzo continuado de hombres de bien que decidieron empeñar su palabra y dedicar su esfuerzo para hacer de la nuestra una institución de calidad de la que nos sintiéramos orgullosos, todos aquellos que no tuvimos otra forma de acceder a la educación superior, sino acudiendo a sus aulas.

Muy orgulloso debe sentirse Jesús Ochoa, de haber cumplido cabalmente la palabra empeñada cuando tomó posesión, por primera vez de la rectoría.

A riesgo de no ser todo lo objetivo que se debe por razones de amistad, quienes participamos con él en esas tareas nos sentimos orgullosos de ello. Primero, porque tuvimos la oportunidad de retribuirle a la Universidad un poco de lo mucho que nos ha dado. Y segundo, porque compartimos la travesía con una persona íntegra, sumamente trabajadora y de grandes cualidades humanas.

Es verdad que la marca que deja Ochoa es muy elevada. Pero también lo es que es el esfuerzo continuado de muchos hombres, los rectores que le antecedieron, que pusieron un granito de arena para construir el gran edificio de la Universidad, pues desde Salvador González Lobo, hasta Jesús Ochoa Galindo, se entrelaza el quehacer de hombres con gran espíritu universitario que entregaron lo mejor de sí, para el engrandecimiento de esta Institución-

Nombres como el de Felipe Sánchez de la Fuente, José de las Fuentes Rodríguez, Melchor de los Santos (primer rector de la vida autonómica) o el de Jesús Ochoa Ruesga, han quedado fijos en la mente de todos los que amamos la Universidad, por ser una genuina institución del pueblo.

Se inicia ahora una nueva etapa en la vida de nuestra Universidad y ya se escuchan algunos nombres de personas que desean contender por ese honroso cargo de rector.

Entre ellos se menciona el del licenciado Mario Alberto Ochoa, con una trayectoria de más de treinta años dentro de la vida universitaria.

Mario Alberto, es un universitario que ha sabido transitar por la vida de nuestra Universidad con empeño, honestidad y dedicación.

Pertenece a aquel grupo de jóvenes que en el año de setenta y tres luchamos por que nuestra Universidad fuera autónoma.

Desde aquel entonces, se fue construyendo un sueño, que sabíamos lejano pero realizable: El que un miembro de aquel grupo llegara a la rectoría.

Es la oportunidad de Mario Alberto de demostrar que los sueños no sólo son posibles, sino que responden a un propósito determinado y benéfico.

Algunos compañeros de aquel tiempo ya no estarán para atestiguar ese momento. Se quedaron en el camino o emprendieron rutas indescifrables.

Pero ahí está la oportunidad para seguir engrandeciendo a nuestra Universidad. Y estoy seguro que el esfuerzo conjunto se verá coronado por la consecución de metas muy altas. Porque se tiene estatura para ello.

Provechosa y larga vida a la Universidad Autónoma de Coahuila, por ser la Institución más grande e importante de Coahuila, construida para el servicio del pueblo.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 272545

elsiglo.mx