A eso que crecen en casa.
A los que tiene cerca de usted y de su corazón.
Cuídelos, edúquelos, enséñeles a caminar rectos, tráteles lo mejor posible, quiéralos o mejor dicho ámelos.
Que nuca se le ocurra maltratarlos, insultarlos, decirles groserías, mucho menos insultos.
Que sientan que su llegada a este mundo ha sido para alegrar no para causar problemas.
Y si usted tiene mal carácter o no está preparado o preparada para atenderlos, modere su temperamento y busque asesoría adecuada para poder atender mejor a sus pequeños.
Un niño, cuando es maltratado, crece con inseguridad para todo.
¿Se imagina su mente en evolución asimilando malos modos?
¿Qué estará pasando por su cabecita sintiendo que en su misma casa lo agreden?
Muchos padres de familia no se ponen a pensar que un niño es una esponja que todo lo asimila, que todo queda en su mente para siempre... Ahí estarán los recuerdos agradables y también los tristes, y de éstos sacará parte de sus reacciones para su mundo del mañana.
Es mucho muy delicado el atender a los pequeños. Se necesita mucha capacidad para hacerlo bien, pero sobre todo se necesita mucho amor.
Por ello no entendemos cómo es que hay seres que maltratan a los niños, especialmente si son los padres.
Hoy que se habla del buen trato que se debe dar a las esposas, es también muy importante insistir en el trato a los menores, pues es imperdonable que a ellos se les maltrate, se les insulte, se les griten groserías, amenazas.
¡Por favor no, por piedad no lo hagan!