Con su llegada, el año ya tomó madurez.
Quedaron atrás los fríos del Invierno y la Primavera ha sentado sus reales en cada jardín.
Este año, en honor de seres queridos que se fueron, hemos puesto ahí una planta, dedicada a la memoria de ellos, por haber sido tan especiales.
Quizá estemos siguiendo la bella costumbre de Germán González Navarro, el fino amigo que ha poblado de árboles muchos rincones de la provincia, y cada uno con el nombre de un ser humano.
Ahí en el Bosque Venustiano Carranza nos dio la sorpresa un día al plantar uno con el nombre de nuestro padre.
Y es que el paso de muchos seres, por este mundo, no debe quedar en el olvido.
Esta semana despedimos a Gracielita, una vecinita que dejó huella entre los suyos, porque su existencia la dedicó a quienes le dieron la vida y a quienes nacieron y crecieron a su lado.
Fue en abril, hace dos años, cuando también nos dejó un buen hombre, que andaba por los caminos de la vida llevando la palabra del Señor. Karol era su nombre y por Juan Pablo II lo conocimos en muchísimos lugares de este globo.
Y es contrastante que en un mes, lleno de vida, seres queridos y estimados nos digan adiós.
Abril es un mes tan especial para la fuerza del vivir, que todos sus 30 días se han destinado a homenajear a los niños.
Esos seres pequeñitos que tiene en casa, merecen hoy y siempre una atención especial, para limpiar de su carita el llanto y transformarlo en una sonrisa.
Abril nos llena de nostalgia y de añoranzas.
Las vivencias infantiles en nuestro pueblo nunca se borrarán de la mente. Era el tiempo en que llegaban de vacaciones los familiares que vivían fuera y la época de las grandes comelitonas de Cuaresma y Pascua, con siete platillos y doce golosinas.
Disfrute abril, mes tan especial y plagado de encantos mil.
