Hermosa y tranquila ciudad colonial.
Otra vez vamos a visitarla, y la encontramos acicalada, bañada y embellecida por las lluvias de julio.
Además, por las noches su agradable clima nos hace disfrutar del paseo por su remozado centro histórico, con las fachadas uniformes de sus edificios y la presencia señera y altiva de su catedral.
Y aprovechando la frescura de una mañana, vamos a visitar el Parque Sahuatoba, localizado al poniente del Parque Guadiana, donde está un zoológico cada vez más poblado, y donde sus encargados se preocupan por mantener el lugar en condiciones adecuadas para una fauna que crece con el tiempo.
Habitan ahí leones, jaguares, osos, infinidad de aves, serpientes, bisontes, avestruces, monos, venados y hasta una hermosa jirafa que es el mayor atractivo para los niños, que sorprendidos la muestran a sus acompañantes mayores.
A la entrada, unos señores ofrecen en renta, por unos minutos, varios caballos dóciles, que son ocupados por pequeños que cuidan los mismos encargados.
Dice la leyenda que Sahuatoba fue el hijo del rayo y la estrella y nació después de la gran inundación que azoló la Tierra, para poner fin a tanta calamidad.
Durango sigue creciendo y embelleciéndose.
Ahora hay nuevos bulevares y uno de ellos nos lleva a la salida de la ciudad camino a la Presa Guadalupe Victoria donde hay por ahora torneos de pesca y donde los niños disfrutan mirando cómo los mayores lanzan sus anzuelos en busca de los peces.
Por las mañanas no pueden faltar los desayunos con machaca huérfana, café de olla y los cuernitos de nuez.
Y al mediodía, el caldillo durangueño que nadie puede preparar tan bien fuera de esta capital.
Durango está a tiro de piedra de la Comarca Lagunera, para visitarla en esta temporada de vacaciones y disfrutar de esa hospitalidad que caracteriza a nuestros vecinos.