Se han venido devaluando considerablemente.
Antes eran confiables, y su cumplimiento tarde o temprano aparecía.
Hoy día, están a la baja.
Aunque depende de quién las haga.
Pero su cumplimiento no está respaldado por algo firme y confiable.
Aquí, en esta casa, el señor Alfonso Esparza tenía una frase muy popular.
Decía: El que por nada se compromete, por nada tiene que cumplir.
Contestaba así a todo lo que le prometían las personas que se acercaban a él, pidiéndole un préstamo o un favor, prometiendo pagar o devolver la acción.
El prometer no empobrece, dice el dicho, y termina diciendo, el dar es lo que aniquila.
Llegan los novios al altar y se prometen muchas cosas. Es el momento lleno de ilusiones que los hace pensar en el amor eterno y en la fidelidad.
Pero en muchos casos esas promesas se destruyeron más pronto de lo imaginado.
Lo que es imperdonable es mentirle a los niños, prometiéndoles cosas que no les darán.
Un pequeño se ilusiona con todo. Su inocencia lo lleva a esperar mucho, especialmente en esta época navideña, y muchos pequeños se quedan esperando un regalo que nunca llegará.
Pero lo más interesante es saber que muchos pequeños, más que regalos, esperan y quieren el cariño de sus padres, la atención de éstos para con ellos todo el año.
Usted, que es diferente y cumplido, nunca prometa lo que no podrá dar.
Es mejor actuar en base a la verdad, que a la mentira.