Volvamos a tener ese espíritu lleno de ilusiones de nuestra niñez.
Busquemos un viejo calcetín y pongámoslo junto a la ventana.
Quizá ahí San Nicolás nos deje un regalito.
Volvamos a impregnar con nuestros buenos deseos a los que están cerca.
Tengamos fe en ese mañana que debe ser mejor, a pesar de tanta adversidad.
Pidámosle al Señor, no sólo por nosotros y los nuestros, sino también por los egoístas, los duros de corazón, los que no se conduelen del dolor de los demás.
Ellos necesitan más que usted y que nosotros, porque no tienen la alegría, la paz y la fe que son tan importantes para un mejor vivir.
Mañana es un día ideal para dar lo que tenemos en abundancia, y que debe ser comprensión y amor.
Eso vale más que el regalo más costoso del gran almacén.
Mañana no se preocupe por dar lo que no tiene, sino lo que sus posibilidades le permiten.
No es el regalo más caro la mejor muestra de cariño.
Las cosas sencillas dadas con el corazón, no tienen precio.
No adquiera deudas de último momento para cumplir con alguien.
Esa persona requiere otros detalles, más sencillos, más al alcance suyo.
Mañana es Noche Buena y que usted la disfrute plenamente al lado de los suyos, no en otra parte donde nadie lo entiende y mucho menos lo quiere.
Felicidades, al lado de su familia.
