Su nombre real es Alfredo Jaime Miranda.
Lo conocimos cuando ambos, jóvenes, flacos y larguiruchos, andábamos en busca de nuestro destino.
Él, más alto y más ocurrente, a todo le encontraba el sentido humorístico.
Levantaba sus largos brazos y decía que casi alcanzaba las estrellas.
Nos unió más la amistad cuando este Diario organizaba las Vueltas Ciclistas a La Laguna, y Alfredo, era no sólo el maestro de ceremonias, sino también el de las grandes ocurrencias, de los chistes más inesperados.
Como aquella ocasión en que dijo que la sequía en la Comarca era tan álgida y tan prolongada, que los postes andaban siguiendo a los canes.
Se fue a la capital de la República y triunfó. Se fue a Europa y se paseó y conoció, pero siempre ha regresado a su terruño y a su casa enclavada en el mismo lugar donde nació Torreón.
Por estos días nos llegan sus famosas calaveras, pero la gran sorpresa nos la ha dado al ofrecernos, dentro de los actos del Centenario de Torreón, su libro l00 Personajes Populares de Torreón, Gómez y Lerdo.
Ahí encontramos un recuerdo y un homenaje a muchos seres que pasaron por estas tierras y nos dejaron su mensaje de originalidad, de sencillez, de amor y hasta de ternura.
Solamente Alfredo podía escribir esta obra, porque vivió al lado de muchos personajes.
Lo recordamos aquella madrugada que vino a esta casa y nos dijo. Ven para que conozcas un auténtico trovador, un bohemio sin par, un hombre que le canta a la vida desde el balcón de sus sentimientos.
Y ahí vamos más allá de la media noche al histórico Mercado Alianza. En una de las fondas, de ésas que cerraban muy tarde, estaba Timoteo Orozco. Todos le llamaban “El Verde” y al saludarnos apareció la inspiración de un paisano zacatecano y nos dedicó canciones de su propia cosecha.
De eso hicimos un reportaje hace muchos años. Hoy, “El Verde” debe ser un montón de cenizas pero sus cantos han de pasearse por las madrugadas entre las fondas del Mercado Alianza.
Jaime, es un personaje en nuestra Comarca y con estas líneas le dedicamos un homenaje de parte de quienes hemos gozado de su amistad, de sus ocurrencias y de su don de gentes.
Un abrazo, hermano.
