BUENOS DÍAS
Iniciamos con este buen deseo nuestra semanal columna.
Por el simple hecho de que hay personas que ni siquiera los buenos días saben dar a sus semejantes.
Seres malhumorados, amargados, inadaptados se levantan, como dicen “de malas” y no se dignan saludar, menos expresar buenos deseos.
Afortunadamente son pocos, porque si abundaran, el mundo sería peor.
Tan bonito que es despertar y hacer planes para tener el mejor de los días.
Y luego interesarse por los seres queridos y saludarlos con afecto y gran cariño, y desearles lo mejor.
Y como decíamos anteriormente, hay desafortunadamente, personas que no dan nada, ni un buen deseo, ni un cordial saludo cuando los encontramos.
En cambio otros, son generosos y ponen en práctica siempre esas sagradas frases de “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
El simple saludo, el apretón de manos, el abrazo sincero, son parte del buen vivir, primero de una familia y luego de una comunidad.
Escribimos esto porque esta semana gozamos mucho de las atenciones de muchísima gente al cumplir con metas y años en tareas periodísticas que realizamos desde hace mucho tiempo.
Por ejemplo, ha sido grato darle vida a esta columna metida en los afectos y los quereres familiares, en el recuerdo de los lugares donde hemos crecido y donde hemos disfrutado de las enseñanzas de tanta gente.
A esas personas, aparte de los buenos días queremos decirles: Gracias, muchas gracias por lo que nos han dado, con su trato, con su afecto.