La solución al desempleo tan grave que afecta al país (a pesar de haberse negado con cifras fantasiosas durante el sexenio anterior), es el crecimiento de nuestra economía y para ello se requiere de muchos factores que coincidan y se apliquen. Una nación con 106 millones de habitantes donde el 70 por ciento de ellos son menores a los 30 años de edad, con una carencia severa de bienes y satisfactores, es decir, de trabajo, salud, vivienda y sus muebles, estudios etc. Esto dificulta el crecimiento económico y agrava la tensión social creando un ambiente de inseguridad ayudado por una ola de robos, asaltos, secuestros y reyetas entre cárteles de la droga.
A partir de 1990, solamente en los años de 1997 y 2000 el crecimiento de nuestra economía creció en el 6.8 y 7.0 por ciento (sexenio de Ernesto Zedillo) y en el sexenio siguiente (Vicente Fox) el promedio de este fue de 2.3 por ciento, originando con ello que los empleos conseguidos en forma permanente no superaran los 500 mil anuales de un millón trescientos mil que se requieren anualmente dando oportunidad a que se desarrollara un fenómeno económico-social llamado economía informal que se estima asciende a 13 millones de ciudadanos. Durante muchos años, México mantuvo su economía cerrada a las importaciones y al mismo tiempo se protegía a los industriales los cuales en su mayoría no aprovecharon esta oportunidad para modernizar su equipo de fabricación (bienes de capital) pues tenían un mercado nacional “cautivo”. Al dar inicio las aperturas comerciales, aparece el error de haberse confiado y disfrutado de ese proteccionismo y ahí dá inicio la realidad. Equipo obsoleto en su mayoría de las fábricas, poca tecnología, tratados económicos con desventajas para nuestro país, pocos créditos bancarios y muy altos comparándolos con los que se otorgan en muchos otros países. A final de cuentas, el “milagro mexicano” nunca llegó.
La realidad es esta y hay que afrontarla. Seguimos teniendo una frontera de 3 mil kilómetros con el país más rico del mundo, 37 millones de hectáreas abiertas al cultivo, 10 mil kilómetros de litorales (playas), mano de obra que ha demostrado competitividad en todo el mundo y una gran necesidad de reordenar el país económica y socialmente. El milagro alemán y japonés al quedar desvastados después de la segunda guerra mundial no fue casualidad. El actual milagro chino no es coincidencia. Dicen que la necesidad tiene cara de hereje y eso es muy cierto. Habrá que conciliar a quienes norman las políticas de nuestro país y que en muchas ocasiones solo están dedicados a su política partidista no a la política del país para beneficio del mismo. Fuerza política también son los organismos empresariales, de profesionistas, de clubes de servicio, sindicatos etc. Sí puede crecer el país en su economía cuando todos los anteriormente mencionados convergan en un fin común. México.
¡México es primero!
Agosto 2007