El señor le propone a su esposa: ?¿Qué te parece si hoy en la noche experimentamos nuevas posiciones??. ?Me parece fantástico -responde ella-. Tú te pondrás a planchar y yo me pondré a ver en la tele un partido de futbol?. Para muchos maridos -me cuento yo entre ellos- el mes de enero es mes de futbol americano. Me aficioné a ese deporte cuando estuve en la Universidad de Indiana. (En estos días se cumplen 40 años, Dios me valga). En aquella ocasión el equipo de los Hoosiers llegó al Rose Bowl, y fue vencido prácticamente por un solo hombre, cierto prometedor muchacho de nombre O. J. Simpson. Este pasado sábado en la noche, luego de contemplar una tragedia griega, la derrota de los Cowboys de Dallas por el error de Romo, me puse a ver una película que busqué especialmente para la temporada. Se llama ?Knut Rockne, All American?, y narra la historia del famoso entrenador de Notre Dame que revolucionó el futbol americano luego de ver las evoluciones de las coristas en un teatro frívolo. Obviamente ?Knut Rockne etcétera? no es ?Casablanca? o ?El ciudadano Kane?, sobre todo tomando en cuenta que las butacas del estadio muestran mayor talento dramático que Pat O?Brien, el actor que encarna al legendario coach. Sin embargo en la película sale Ronald Reagan -tampoco un Lawrence Olivier-, en el papel de George Gipp, la gran estrella de los Fighting Irish, de donde le vino a Reagan el apodo con que siempre se le conoció: ?The Gipper?. Lo que me interesa destacar de la personalidad de Rockne es su teoría, apenas esbozada en el guión cinematográfico, de que toda actividad humana -incluido el futbol americano- debe estar fincada en un sentido de honor personal traducido en la práctica de valores sociales. Dicho de otra manera, el quehacer humano ha de tener un contenido ético que lo oriente y le dé pleno sentido. Y esa ética no puede ser otra que la del bien. Lo que yo haga debe servir a los demás. En política esa aserción cobra mayor significación que en los deportes, por la mayor influencia que tienen los actos políticos en la vida de los hombres. Si los personajes de la vida pública de México pensaran en la comunidad antes que en sus partidos o en sí mismos otra sería la suerte de este país, tan dañado por la mala política y por los políticos malos... Un tipo llegó a su casa cuando el sol salía ya. Animado por los espíritus del vino entró en la recámara y sin más trámites procedió a hacerle el amor a su mujer. Acabado el pasional deliquio el hombre saltó de la cama y fue al baño, cosa que, según estadísticas probadas, hace el 50 por ciento de los hombres luego de hacer el amor. (El otro 50 por ciento se va a su casa). Cuál no sería su sorpresa -hermosa frase- cuando vio ahí a su mujer arreglándose ya para empezar el día. "¿Aquí estabas?" -le pregunta boquiabierto. ?¡Shhh! -le impone ella silencio-. ¡Vas a despertar a la tía Burcelaga!?... A don Wormilio nadie lo toma en cuenta. Cierto día acudió a un oftalmólogo. ?Doctor -le dijo-. Todo lo veo doble?. ?Cierre un ojo? -le recetó el facultativo... Frigidia, ya se sabe, es la mujer más fría del planeta. Fue a ver la película "Infierno en la torre", y su sola presencia en la sala bastó para apagar la quemazón. Una noche su esposo don Frustracio se quejó: ?Mujer, no me gusta que estés resolviendo crucigramas mientras hacemos el amor?. Replica ella, malhumorda: ?¿Y en qué otra forma quieres que aproveche ese tiempo??... Pirulina recibió a Babalucas en su departamento. ?Ponte cómodo, Baba -le indicó-. Voy a abrir una botella de champaña; voy a perfumarme y a ponerme un negligé, voy a disminuir la intensidad de la luz y a poner música romántica, y voy a preparar la recámara?. ?Mejor después vengo -declara el tonto roque-. Ahorita estás muy ocupada?... FIN.
