Dulcilí, muchacha ingenua, estaba en el jardín de su casa haciendo pompas de jabón. Pasó por ahí su amiga Rosibel, y al verla ocupada en aquel entretenimiento impropio de su edad le preguntó extrañada: "¿Qué haces?". "Ya lo ves -responde ella-. Estoy haciendo pompas de jabón". "¿Por qué haces eso?" -inquiere Rosibel. Explica Dulcilí. "Oí decir que con un par de buenas pompas te puedes conseguir un hombre"... La amiguita del maduro mílite puso en el estéreo un CD con las marciales notas del himno nacional. Le dice a su abatido y desolado compañero: "Vamos a ver si con esto, Taps"... Iba a empezar la noche de bodas. Simpliciano, candoroso joven, le pregunta solemnemente a Pirulina, su flamante mujercita: "Dime, Piru: ¿Es ésta la primera vez que estás en la cama con un hombre?". "Sí -responde ella con absoluto acento de verdad-. Las otras veces fueron en el asiento de atrás del automóvil; en el sillón de la sala; en la alfombra; en el pasto; en el escritorio de la oficina; en una cabina telefónica; en el baño de un jet; en una banca del parque; en una lancha; en el green del campo de golf y en la mesa de masajes del gimnasio. Pero en una cama es la primera vez"... El Instituto Federal Electoral hizo el balance de la elección presidencial del 2 de julio y señaló algunas conductas que a juicio de los consejeros afectaron el clima del proceso electoral. "Ejemplos de eso -señala el documento respectivo- fue la contratación de spots de televisión por parte de diversas empresas privadas con la finalidad de difundir su posición a favor o en contra de algunas opciones políticas". Yo me pregunto si acaso se puede privar a los ciudadanos del derecho fundamental que tienen a emitir opiniones políticas cuando lo deseen, aun en el curso de un proceso electoral. Esa libertad de expresión deriva de la máxima norma, la constitucional, y toda legislación electoral debe no sólo preservar tal garantía, sino propiciar su ejercicio sin limitaciones. Se dirá que la dicha libertad, irrestricta, conduciría al establecimiento de condiciones inequitativas, pues solamente quienes tengan dinero podrán usar los medios de comunicación. Pero cualquier limitación impuesta a la ciudadanía conduce a un indebido monopolio por el cual solamente los partidos pueden difundir mensajes políticos. Eso impide a los ciudadanos manifestar sus opiniones en algo tan importante y trascendente como es la elección de quienes habrán de gobernarlos. Aquí debe privar la libertad, no la mordaza. Además todo indica que el dinero no es el factor principal que decide una elección. Según el propio balance del IFE el partido que más gastó en la campaña presidencial fue el PRI, y bien sabemos el resultado que obtuvo. El PRD gastó considerablemente más en la campaña que el PAN, y ya se vieron también los resultados. La actual legislación electoral favorece en todo a los partidos e impone graves cortapisas a los ciudadanos, a veces en violación flagrante de sus derechos constitucionales. Esa indebida situación debe cambiar... Doña Macalota estaba tocando el piano. Llamó a la puerta un oficial de policía. "Disculpe que la haya interrumpido, señora -le dice a la enojada dama-, pero alguien llamó para decir que en esta casa estaban asesinando a un tal Chopin"... Entró en el bar una mujer y pidió un martini seco. Esto no tendría nada de extraordinario si no fuera porque la mujer iba completamente en peletier, es decir sin ropa alguna. El cantinero se le quedó mirando fijamente. "¿Qué? -se amosca la recién llegada-. ¿Nunca ha visto usted una mujer desnuda?". "Muchas -responde el cantinero-. Pero me estoy preguntando de dónde va a sacar el dinero para pagar el martini"... FIN.