Don Autumnio, senescente caballero, se topó en la calle con su linda vecina Bustolia Grandchichier, joven mujer de abundosa riqueza pectoral. Con la cortesanía propia de sus tiempos, pero sin poder apartar los ojos de la doble rotundidad de la muchacha, don Autumnio se inclinó ante ella y le dijo: "Beso a usted las te... nga usted muy buenos días, señorita Grandchichier"... Lord Feebledick regresó de la cacería de la zorra y encontró a su mujer, lady Loosebloomers en apretado trance de fornicación con Wellh Ung, el pelirrojo mocetón encargado de la cría de los faisanes. "Begorra! -profirió en paroxismo de furor el coronado esposo, cuya madre había sido irlandesa-. ¡Bestia, bellaco, belitre, bergante, befo, beocio, berengo, besugo, begardo, beberrón! ¡Te voy a romper la cara!". En ese punto intervino lady Loosebloomers. Le pregunta a su esposo: "¿Por qué hablas de romper cosas, Feebledick? Este pobre muchacho nada ha roto"... El entrevistador le pregunta al culturista que acababa de ganar el título de Mister Muscle: "Y ahora ¿cuál es su próxima meta?". El musculoso tipo saca una prenda de gran tamaño y responde: "Llenar este brasiér"... En la esquina donde ofrecía sus servicios la muchacha de tacón dorado le dice a Pepito: "Quítate de aquí, chamaco. De lo que yo vendo no te puedo vender 10 pesos"... Babalucas era mesero. Un cliente airado le reclama: "¡Oiga! ¡Hace casi una hora pedí medio pollo a la parrilla! ¿Cuándo me lo va a traer?". Contesta Babalucas: "Hasta que alguien pida el otro medio pollo. No vamos a matar medio pollo nada más para usted"... El cine mexicano está viviendo otra época de oro como aquella que a mediados del pasado siglo encabezó mi bronco paisano coahuilense Emilio "El Indio" Fernández. El triunfo reciente de la película "Babel" es una muestra del renacimiento que está teniendo en México el séptimo arte, que luego de varias décadas de golfas, pistoleros y ficheras llegó a ser en nuestro país el arte número 716. "Babel" es una obra maestra. El excelente guión de Guillermo Arriaga debió recibir un reconocimiento mayor, pues a más de sus valores cinematográficos tiene hondura y trascendencia. El escritor nos presenta su imagen de la vida usando la metáfora de los círculos concéntricos: nuestras acciones, aun las aparentemente más inocuas, influyen en muchas vidas, y pueden impactarlas significativamente. Junto a la virtuosista dirección de González Iñárritu, cuyo oficio de cineasta se encuentra en plenitud, uno de los más relevantes valores de esa cinta es la extraordinaria actuación de Adriana Barraza. Su trabajo vale toda la película. Recomiendo sin reservas a mis cuatro lectores ver "Babel", que no sólo es retrato del mundo en que vivimos, sino también espejo de nuestras propias vidas... Abraham Meshuggeh vivía sus últimos momentos. Afuera nevaba copiosamente y soplaba con violencia un viento helado. "Sara -le pide Abraham con voz feble a su mujer-. Llama a un sacerdote católico". "¿Un sacerdote católico? -se asombra ella-. ¡Chollileh, Abraham! ¡Nosotros somos judíos!". Ya lo sé -responde él-. Pero con un tiempo así no voy a sacar de su casa al rabino Altehr"... Dulcilí se iba a casar. Su mamá, señora chapada a la antigua, le hizo una recomendación: "Nunca dejes que tu marido te vea desnuda. Siempre ponte algo para ir a la cama". Al mes de casados el flamante esposo de Dulcilí le preguntó, inquieto: "Mi vida: ¿hay algún antecedente de locura en tu familia?". "¿Por qué me dices eso?" -pregunta Dulcilí a su vez. Explica él: "Como siempre te pones nada más ese gorrito para ir a la cama..."... FIN.