Aquel señor obispo estaba haciendo su visita pastoral. Con tal motivo viajó a un remoto pueblo de su diócesis, alejado de las vías de comunicación. Hubo de hacer la travesía a caballo. Iba a lomos de un mal jamelgo, y llevaba consigo su báculo episcopal, su mitra y los ropajes propios de su investidura. Aconteció, por desgracia, que el caballejo tropezó y dio en el suelo con la reverenda humanidad de Su Excelencia. Venturosamente el señor no sufrió quebranto alguno, pero su báculo (cayado o bastón que los obispos usan como símbolo de ser pastores de su grey) quedó partido en dos. El curita que acompañaba al jerarca se apuró mucho, pues sin el báculo la entrada del dignatario al pueblo no tendría la misma solemnidad. Redactó entonces un telegrama y lo envió con un propio a la oficina de telégrafos más cercana. El texto del mensaje era éste: ?Señor obispo cayó de caballo. Báculo roto. Favor de enviar repuesto?. El telegrafista, por desgracia, no estaba muy versado en terminología eclesiástica, y en la sede episcopal se recibió el siguiente telegrama: ?Señor obispo cayó de caballo. Va culo roto. Favor de enviar repuesto?... Aplaudo a los priistas que eligieron a Beatriz Paredes como nueva dirigente nacional del PRI. Sé de las buenas prendas que concurren en la persona de la recién nombrada, y puedo decir entonces con certeza que su llegada al máximo puesto del priismo significa el inicio de una fecunda etapa en la vida de ese organismo político, cuyas derrotas recientes no le han quitado importancia ni significación en la escena política de México. El ofrecimiento que hizo la señora Paredes al presidente Calderón, de dialogar con él y trabajar conjuntamente por el bien de la República, habla de su talento y de su talante, que es el de trascender los estrechos límites del interés partidista para buscar desde el PRI el beneficio de la comunidad nacional. De los tres partidos principales, ahora ya nada más faltan el PAN y el PRD de tener buenos dirigentes... Los esposos hablaban de paternidad responsable, y recordaban aquel lema según el cual ?la familia pequeña vive mejor?. Dice uno: ?Mi esposa y yo hemos logrado espaciar los hijos porque ella usa un anticonceptivo infalible?. ?¿Cuál es?? -preguntan con interés los otros. Responde el señor: ?Al irse a la cama se quita el maquillaje?... Astatrasio Garrajarra fue a confesar sus pecados con el padre Arsilio. ?Me acuso, padre -le dice-, de que cambié a mi esposa por una botella de tequila?. Al decir eso el temulento rompió en amargo llanto. ?Haces bien en llorar así, hijo mío -le dice el bondadoso sacerdote-. Quizá tus lágrimas serán aguas lustrales que laven tu gran culpa. ¿Lloras por el remordimiento; o tu plañido es muestra de que sientes la ausencia de tu compañera??. ?Es que se me acabó el tequila -gime el temulento- y ya no tengo esposa para agenciarme otra botella?... Don Poseidón, granjero acomodado, fue a la ciudad a practicarse unos ?analis?. (?Análisis? quería decir). A su regreso alguien le preguntó cómo le había ido. Contesta el vejancón: ?Pos dice el médico que dizque traigo alta presión?. Tras una pausa añade convencido: ?Y sí ha de ser, pero me ando echando unos truenotes brutos?... (Señalaba con honda melancolía un sabio, gran conocedor de la naturaleza humana: ?Si estás triste nadie advertirá esa lágrima que tiembla fugitiva en tu mirada, y deberás llorar tu tristeza en soledad. Si estás contento tu sonrisa pasará inadvertida entre la cruel indiferencia de los hombres, y nadie habrá para compartir con él tu gozo. ¡Pero no te eches un trueno, porque vas a ver el escándalo que te arman!?)... FIN.
