Don Arolio llegó a su casa después del trabajo. Su mujercita lo estaba esperando vestida sólo con un vaporoso negligé. Sin decir palabra lo tomó de la mano, lo condujo a la recámara y ahí le hizo el amor en forma arrebatada. Todas las artes descritas en el Kama Sutra las puso en ejercicio la señora, y regaló a su esposo inéditos deliquios a los cuales había puesto objeción antes. Cuando por fin concluyó el apasionado trance don Arolio le dice a su agotada cónyuge: "Esto estuvo muy bien, Clorilia. Pero ahora dime: ¿qué le hiciste al coche?"... Don Ultimio regresó de la consulta con el médico. Con acento sombrío le comunica a su mujer: "Seguramente estoy muy mal. Mira la receta que me escribió el doctor: ?Tómese un par de aspirinas y compre hoy mismo un boleto de avión a Lourdes?"... El padre Arsilio estaba confesando a Pirulina. Le pregunta: "¿Practicas el sexo, hija mía?". Responde ella: "No necesito practicarlo, padrecito. Ya lo tengo bien dominado"... La verdad no es una prioridad de los políticos. Casi todos consideran a la mentira una herramienta de trabajo. Más que en otras partes, en México la verdad es un concepto ajeno al ejercicio político. No hubo aquí el puritanismo protestante que hace de la mentira un pecado capital; no tenemos en nuestro acervo frases que en países como Estados Unidos forman parte del folclor popular, como "Honesty is the best policy". El padre Hidalgo jamás taló un cerezo cuando niño, y si lo hubiese talado seguramente habría dicho a su papá que él no había sido el talador. Tampoco priva entre nosotros una tradición de ética y decencia personal que obliga a quien declara en juicio a decir la verdad, toda la verdad y solamente la verdad, "so help me God", y que expone a severas penas a quien incurre en el delito de perjurio, considerado grave por la legislación. Por todo eso, y por muchas otras cosas más, Vicente Fox podrá decir que es falsa la manifestación hecha por Humberto Moreira Valdés, gobernador de Coahuila, en el sentido de que el entonces Presidente le pidió que acusara falsamente a Napoleón Gómez Urrutia, líder de los mineros, a fin de atribuirle responsabilidad en el caso de la tragedia de Pasta de Conchos. Sin embargo dispongo de elementos de juicio que me permiten pensar que si Fox se viera en la precisión de tener que decir la verdad, toda la verdad y solamente la verdad sobre este asunto, se vería obligado a reconocer que lo afirmado por el gobernador coahuilense es cierto. Será difícil que Fox confronte tal señalamiento, pero el ex Presidente sabe bien que ante eso que con solemnidad se llama "el tribunal de la conciencia" él no saldría bien librado, y tendría que confesar su imprudencia o mala fe al haber hecho esa indebida solicitud... Los maduros esposos celebraban su aniversario de bodas. "Recuerdo -dice él con tono evocador- que al ver tu busto por primera vez pensé en libar de él hasta dejarlo seco". Pregunta ella, halagada: "Y ahora ¿qué piensas?". Contesta el tipo: "Pienso que independientemente de lo que yo haya hecho el efecto se cumplió"... En un barrio de Nueva York el padre O?Leary, sacerdote irlandés, fue llamado con urgencia. Le dijeron que un hombre había salido a la cornisa en el piso 50 de un edificio, y amenazaba con saltar al vacío. Llegó apresuradamente el sacerdote, y por la ventana le suplicó al sujeto que no incurriera en semejante desatino. Debía seguir viviendo, lo exhortó. Por grandes que fueran sus problemas aún había esperanza. Brillaría la luz de un nuevo sol, y él podría reiniciar el camino de la vida con renovado corazón. Además, le dijo, un buen católico irlandés jamás se rinde. "Ni soy irlandés ni soy católico -declaró, hosco, el individuo-. Soy protestante, y soy inglés". "¿Ah sí? -masculla el padre O?Leary-. Entonces: ¡En sus marcas!... ¡Listos!... ¡Fuera!"... FIN.