Grave responsabilidad es ésta mía, de orientar a la República. La llevo como un pesado fardo que me agobia. Por las noches me desvela el pensamiento de no poder cumplir a cabalidad esa misión. Pero ¿quién puede oponerse al designio de los hados? Ellos fueron quienes echaron esa carga sobre mí, y ahora debo llevarla sin protesta. Mayor es el gravamen cuando veo que muchas veces la República no hace aprecio de mis orientaciones. Hace unos días, por ejemplo, sugerí que con medidas prudentes el Gobierno atemperara los efectos del aumento de precio en la tortilla, alimento básico de los mexicanos. ¿Qué sucedió? Se hizo un pacto lleno de vaguedades que fue un ejemplo más de ese mítico objeto legendario, la carabina de Ambrosio. De ahí se han agarrado algunos revolvedores de masas para sacar a su gente a la calle y dar al mundo la impresión de que -otra vez- México está al borde del despeñadero. No ponga Calderón banderas en manos de sus enemigos. Modere los efectos de las leyes del mercado con disposiciones que eviten que la situación de los pobres se haga más aflictiva aún. Los enemigos de la causa democrática están agazapados. (Al oír eso la causa democrática se pone atrás de mí, vuelve la vista a todas partes y me pregunta con angustia: ?¿Dónde, dónde??). Los agitadores de siempre quieren que al presidente y a México les vaya mal, para que a ellos les vaya bien. Calderón es hombre sensible a las carencias del pueblo. Mire por la gente pobre, y sea su gobierno, antes que todo, un gobierno de justicia social en bien de los más necesitados... El doctor le dice a su paciente: ?Le tengo dos noticias, una buena y una mala. ¿Cuál quiere primero??. ?La buena? -responde el individuo. Declara el facultativo: ?La entrepierna le va a crecer cinco pulgadas de largo y dos de ancho?. ?¡Fantástico, doctor! -se alegra el hombre-. ¿Y la mala noticia??. Responde el médico: ?Es elefantiasis?... Una señora le contó a cierto comediante: ?Hace unos meses mi esposo, nuestra hija y yo fuimos a ver su show. Nos gustó mucho. A la salida, por desgracia, fuimos asaltados por unos maleantes en el estacionamiento del teatro. Mataron a mi marido, violaron a mi hija y a mí me golpearon de tal modo que fui a dar al hospital. Estuve en coma varios meses, hasta que por fin recobré el conocimiento. Salí del hospital, y ahora tengo problemas para ver, para oír y para caminar?. Dice el comediante: ?¿Así que le gustó mi show??... El tigre le propone a la tigresa: ?¿Qué te parece si esta noche nos aventamos el salto del hombre??. Y el perrito le dice a la perrita: ?¿Por qué no lo hacemos ahora de hombrecito??. (No le entendí)... La señora le pide a su marido: ?Viejo, lleva a mi mamá al zoológico?. ?¡Ah no! -protesta el tipo-. ¡Si la quieren que vengan por ella!?... En la fiesta uno de los invitados le dice a otro: ?¡Mire nomás aquella mujer! ¡Qué piernas! ¡Qué bubis! ¡Qué pompas! ¡Me gustaría tirármela!?. ?¡Óigame! -protesta el otro-. ¡Esa señora es mi esposa!?. Aclara el primero: ?Pagando ¿eh? Pagando?... Aquel político se presentó de candidato a una elección. Por la noche llegó a su casa desolado. Le dice a su mujer: ?Obtuve nada más tres votos?. ?¡Tres votos! -exclama furiosa la señora-. ¡Ah, canalla! ¡Ahora sé que hay en tu vida otra mujer!?... Llegó un sujeto al departamento de perfumería de una tienda de departamentos y le pidió a la encargada: ?Quiero una loción que atraiga a las mujeres?. Le informa la muchacha: ?Tengo ésta que gusta mucho a las damas. Se llama ?Quizá?. Cuesta 4 mil pesos?. ?Señorita -replica el individuo-. Por 4 mil pesos no quiero una que se llame ?Quizá?. Quiero una que se llame ?Ahuevo??... FIN.
