Impericio, joven sin experiencias amorosas, casó con Pirulina, muchacha que había conjugado en todos sus modos el conocido verbo "amar". En la noche de bodas, al terminar el primer trance de amor, pregunta Impericio: "¿Te gustó?". "¿Cómo que si me gustó? -exclama Pirulina-. ¿Qué ya terminaste?"... El padre Arsilio trataba de convencer a Astatrasio Garrajarra, el borrachín del pueblo, de que dejara la bebida. Le hizo una demostración: en un vaso lleno de licor fuerte echó un gusanito. Al contacto con el alcohol el gusanito feneció. "¿Viste eso? -le dice el sacerdote al temulento-. ¿Qué conclusión derivas?". Tartajea Garrajarra: "Que si bebo nunca tendré gusanos"... Pepito le pregunta a su madura tía soltera: "Tía: cuando el diluvio universal ¿tú estuviste en el arca de Noé?". "¡Por supuesto que no! -responde ella, amoscada. Insiste Pepito: "¿Y entonces cómo no te ahogaste?"... Dos rubias estrellas de Hollywood estaban platicando. Le dice una a la otra: "¿Recuerdas el vestido que llevé a la ceremonia de los Óscares?". "Claro que lo recuerdo -contesta la otra-. Causaste sensación con él". Y declara la primera: "Acabo de descubrir que es un cinto"... Le preguntaron a un historiador chino, contemporáneo nuestro, qué pensaba acerca de la Revolución Francesa. Respondió: "Es demasiado pronto para opinar". Creo que lo mismo puede decirse a propósito de los primeros 100 días de gobierno del Presidente Calderón. Tanto si se habla bien de esos 100 días como si se dice mal de ellos el juicio será prematuro. Una cosa -obvia, por lo demás- se puede asegurar sin miedo a caer en equivocación: el Presidente actual ha dado trazas de ser muy distinto al anterior. Calderón, en efecto, no despertó tantas expectativas como su antecesor, y por eso no ha cosechado tantas desilusiones como él. También ha demostrado tener más capacidad, mejor tino político, más sensibilidad y, sobre todo, mayor prudencia que Fox. Las buenas dotes de Calderón permiten abrigar un razonable optimismo acerca de su desempeño. Otro elemento obra en favor del nuevo Presidente: los diputados y senadores se han percatado ya de la pésima imagen que tienen ante la ciudadanía a causa de su nula disposición por trabajar en bien de la República, y parecen estar cambiando de actitud: ya muestran una clara tendencia a colaborar con la Presidencia para promover los cambios que México requiere. Desde luego no hay que adelantar vísperas, ni pensar que ahora todo es miel sobre hojuelas; pero sí cabe alentar nuevas esperanzas. Si se necesita mi participación para dar a las esperanzas ese aliento, aquí estoy, pronto a aportar mi modestísimo concurso en esa tarea esperanzadora... Viene ahora una vitanda narración. El adjetivo "vitando" se aplica a todo aquello que se debe evitar... Tres maduras parejas de casados hacían un viaje. Llegaron a un hotel que tenía disponibles solamente dos habitaciones, de modo que los viajeros acordaron que las tres mujeres dormirían en una, y los tres hombres en otra. Se acomodaron, pues, los tres hombres en el lecho para pasar la noche. En la madrugada, el que dormía en medio pasó por encima de uno de los otros. "¿Qué haces?" -le pregunta éste. "Voy a buscar a mi mujer -responde animadamente el que se había levantado-. Desperté con una excitación en la entrepierna que hacía mucho tiempo no sentía". "Ya veo -dice el otro-. ¿Quieres que vaya contigo?". "¿Que si quiero que vengas conmigo? -se sorprende el tipo-. ¿Por qué voy a querer que vengas conmigo? Ya te dije que voy con mi mujer". "Sí -responde el otro-. Pero lo que tienes en la mano es mío"...
