Diversas sociedades de padres de familia han expresado inquietud, cuando no franca oposición, por el hecho de que sus hijos recibirán educación sexual a partir del primer año de la secundaria. Desde luego algunas de esas sociedades son membretes tras de los cuales se parapetan los capitostes de oscuros organismos de la derecha fundamentalista. (Permítanme un momentito; voy a apuntar esa palabra: "capitoste", por si se me ofrece para espetársela a alguien que me diga alguna mala razón, como "caón", "indejo", u otra del mismo jaez. Yo le diré: "Y tú, capitoste". No sabrá que un capitoste es alguien con influencia o mando. Pensará que la palabra es una injuria, y quedará mohíno, cabizbajo y presa de infinita desazón). Yo pienso que la educación sexual es necesaria, y que el inicio de la adolescencia es la mejor edad para impartir a los educandos conocimientos sobre su sexualidad, pues en dicha etapa de la vida empieza a manifestarse, y a ser por tanto motivo de inquietud. Esa inquietud debe hallar cauces adecuados, no de morbosa curiosidad o insana búsqueda. Toca a los padres y maestros la tarea de conducir a sus hijos y estudiantes por un camino que los lleve a ejercer su sexualidad en modo responsable, de modo de no causare daño a sí mismos o causarlo a los demás. En cuestión de sexo el peligro mayor estriba en la ignorancia. Riesgos muy grandes acechan ahora a los jóvenes y jovencitas, riesgos aun mortales que apenas ayer eran desconocidos. (Ya he dicho que en cuestión de enfermedades venéreas la generación a la cual yo pertenezco fue muy afortunada: cuando había sífilis nosotros todavía no, y ahora que hay Sida nosotros ya no). Así las cosas, los padres de familia deben propiciar, antes que temer o rehuir, una adecuada labor de orientación sexual para sus hijos en la escuela. Eso sí: los maestros han de recibir también preparación para poder impartir en forma responsable esos conocimientos, que no pueden quedar en mera información fisiológica, sino ser acompañados por la trasmisión de valores personales y sociales que den a la sexualidad su pleno sentido humano, por el contenido de amor y responsabilidad que el ejercicio sexual debe llevar consigo. Un temor de muy distinta naturaleza tengo yo: si algunos maestros van a enseñar lo relativo al sexo en igual forma que enseñan matemáticas o español, los pobres alumnos no van a aprender nada... Le preguntó alguien a un médico: "¿Cuál es su especialidad?". Respondió él: "Accidentes". Precisó el otro: "¿Traumatología?". "No -aclaró el facultativo-. Ginecología y obstetricia"... Viene enseguida un cuento de color subido. Las personas que no gusten de leer cuentos de color subido harían bien en suspender aquí mismo la lectura... El general observó que uno de los soldados de la fila mostraba cierta tumefacción en la entrepierna. Le ordenó al sargento: "Dígale a ese soldado que vaya a su casa con su esposa". Al día siguiente el hombre volvió a presentar igual abultamiento. "Sargento -volvió a ordenar el general-. Haga que este hombre vaya a su casa con su mujer". El tercer día lo mismo: el hombre mostraba otra vez el evidente bulto. El general volvió a ordenar que el hombre fuera a su casa con su esposa a fin de que sedara aquella libídine continua. Pero el cuarto día, otra vez el soldado ofrecía a la vista la misma prominencia. "Sargento -pregunta el general-. Este hombre ¿ha ido con su esposa?". "Sí, mi general -contesta el sargento-. Tres días seguidos". "Y entonces -inquiere severamente el superior- ¿por qué presenta de nuevo esa tumefacción?". "Con el debido respeto, mi general -contesta el sargento cuadrándose militarmente-. Creo que es usted el que le gusta"... FIN.