El niñito se asombró al ver lo que vio en la recámara de sus papás. Les dijo con tono de reproche: “¿Y a mí me castigan porque me chupo el dedo?”. (No le entendí)... La hermana de Pepito y su novio estaban en la sala haciendo eso que en Estados Unidos llaman “necking”, de “neck”, cuello. Sobre esta palabra del slang americano dijo Marx (me refiero al que todavía tiene vigencia: Groucho): “Llamar ‘necking’ a esa acción es tener una muy pobre idea de la anatomía humana”. En eso estaban los ardientes novios cuando advirtieron que Pepito iba llegando. Se separaron uno del otro llenos de sobresalto, y con desmaño procedieron a arreglarse la descompuesta ropa. Les dice Pepito: “Había aquí tanto silencio que pensé que era un buen momento para venir a pedirles, digamos, unos 50 pesos”... José Emilio Pacheco, una de las voces más altas de la poesía mexicana actual, estuvo en mi ciudad, Saltillo. Ahí dictó una charla que, como todas las suyas, deslumbró a quienes la escucharon. Cuál no sería mi sorpresa -hermosa sorpresa- al enterarme de que en la reunión que siguió a su conferencia el gran escritor manifestó que es uno de mis cuatro lectores. Yo me numero entre los innumerables que tiene él, y considero un privilegio que me lea quien tan bien escribe. Otro agradecimiento traigo en mis alforjas -segunda hermosa frase-, éste para mi compadre querido, Eduardo Manzano, El Polivoz genial, y para Jorge Ortiz de Pinedo, extraordinario comediante que perpetúa la noble tradición de su dinastía. Ambos tuvieron palabras de bondad para este escribidor, y las dijeron en entrevista con mis compañeros de Televisa Saltillo. Desde esta amada ciudad les envío mi admiración y afecto... Pronto entrará en vigor la disposición por la cual será legal en el DF el aborto hasta las 14 semanas de gestación del ser humano. Los partidarios del derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo -legítimo derecho- le han dado además el poder de decidir también sobre otro cuerpo que en verdad no es el suyo, sino de otra persona diferente. Con sólo pensar que el hijo que concibió puede “alterar su proyecto de vida” la madre adquirirá el derecho a darle muerte. Quienes se oponían a esta legislación pro aborto -especialmente la Iglesia Católica- se han declarado ya vencidos. Ciertamente ningún efecto a más del de protesta tendrá la manifestación que harán el próximo domingo. Pero algo más pueden hacer. No deben oponerse más a la educación sexual, único modo de prevenir embarazos no deseados. Se aceptan los procedimientos matemáticos –el método del ritmo, por ejemplo– como medio para evitar la concepción, deben también admitir los medios físicos, el condón entre ellos. Pueden igualmente multiplicar las organizaciones que dan ayuda a las madres solteras embarazadas y propician la adopción de niños por parejas de esposos que anhelan tener hijos. En este debate la única respuesta valedera es la del amor convertido en bien... Columnista: tus últimas palabras me dejaron sumido en hondas reflexiones. No pudo darme el lujo de quedarme así, sumido, pues tengo que hacer algunas compras. Ruégote entonces que me saques del lamentable estado tórpido en que me hallo. Para eso podrías contar un último relato sicalíptico... Doña Burcelaga llegó a su casa y sorprendió a su marido Penedoro en más que estrecho abrazo con la joven criadita de la casa. “¿Qué es esto?” –profirió la esposa con igniscente cólera. “A las claras se ve lo que es, mujer” –respondió el libertino sin suspender su emboque. “Ya lo sé –admitió doña Burcelaga llena de iracundia-. Pero ¿cómo lo explicas?”. “Bueno –contesta cachazudo el individuo-. Yo no trabajé hoy, y ella ya había acabado su quehacer”... FIN.
