De vez en cuando se oye todavía en Pachuca una curiosa frase: "Como dijo la finada Paulita". ¿Cuándo se emplea el dicho? Supongamos que alguien estrena auto. Le dice un amigo suyo con admiración: "¡Qué buen coche traes!". El dueño del flamante automóvil responderá orgulloso: "Como dijo la finada Paulita". La frase tiene historia. Esta Paulita era una mujer célibe entrada en años ya. Vivía con sencillez, sin compañía, en una casa modesta; tenía mediano pasar; vestía casi con pobreza. Se jactaba, sí, de haber estudiado en Puebla con las teresianas, y solía adornar su conversación con palabras del francés, que pronunciaba mal. Por ejemplo al señor cura le decía "monpér"; a sus amigas, todas de condición humilde, las trataba de "cherí", cosa que a ellas las impresionaba mucho. Un día enfermó Paulita, y supo que la vida se le iba ya a acabar. Llamó a "monpér" e hizo con él confesión general de sus pecados. Luego mandó por un notario y empezó a dictarle su última voluntad: "A mi sobrina Fulana le dejo esta casa; a mi sobrino Mengano, la mina en Real del Monte; a mi primo Zutano el rancho magueyero de Apam; a mi prima Perengana el edificio de apartamentos que tengo en la Ciudad de México...". Y siguió haciendo una larga y cumplida lista de fincas y solares. El fedatario estaba turulato al escuchar aquella relación bien comprobada. Continuó Paulita enumerando bienes raíces y no raíces; hizo legados numerosos; atribuyó dinero con especificación de las cuentas bancarias respectivas. Cuando la testadora terminó por fin el otorgamiento de sus profusas mandas el notario le dijo con asombro: "Paulita: no sabía yo que tuviera usted tanto dinero y tantas propiedades". Fue entonces cuando Paulita pronunció su inmortal frase. Respondió: "Pos ai nomás, licenciado, pinchimont". Y así diciendo entregó el alma a Quien se la dio. Desde entonces se usa en Pachuca aquella frase. Cuando alguien es felicitado por algo que tiene o hizo responde con ufanía donosa: "Como dijo la finada Paulita". Es decir: "Pos ai nomás; pinchimont". A Coahuila están llegando grandes empresas- la Cervecería Modelo y la armadora Freightliner, entre otras-, atraídas por las buenas condiciones que hay para la producción por la magnífica infraestructura disponible, la alta calidad de la mano de obra y las facilidades que se dan a los inversionistas. Se está convirtiendo mi estado natal en meca para la inversión. Cuando viajo me dice mucha gente que en ese sentido Coahuila es considerado ya un ejemplo a imitar. Y yo, orgulloso coahuilense, suelo responder con modestia: "Como dijo la finada Paulita"... Casó Candorio con una joven a la que creía inocente. Grande fue su desilusión cuando al empezar la noche de bodas la recostó en el lecho tiernamente para iniciar el acto connubial, y ella le dijo muy mortificada: "¡Caray! ¿Por qué todos los hombres piensan nada más en esto?"... Himenia Camafría, madura señorita soltera, le contó a su amiguita Solicia Sinpitier, añosa célibe como ella, que había conocido a un atractivo caballero. "Es músico -le dijo-. Toca violín y viola". La señorita Sinpitier se exalta. "¿A más de tocar también hace eso? -profiere entusiasmada-. ¡Ay, preséntamelo!"... Nalgarina Grandchichier, vedette de moda, se consiguió un pequeño rol en una comedia. "Voy a hacer el papel de una rubia indeja" -le comentó a su amiga. "¡Fantástico! -la felicita ésta-. ¡Lo único que tendrás que hacer es pintarte el pelo!"... Afrodisio Pitoncio estaba en el hospital. Su esposa fue a visitarlo, y al entrar en la habitación se quedó atónita: el casquivano tipo estaba entregado al erótico deliquio con la guapa enfermera que lo cuidaba. Antes de que la boquiabierta señora pudiera recuperarse de su asombro le dice el tal Pitoncio: "Revisa mi expediente, vieja, y verás que ella no está en la lista de lo que me prohibió el doctor"... FIN.