El médico oftalmólogo le dice a la curvilínea paciente: "Ya puede usted vestirse, señorita Chichonier. Ahora voy a examinarle los ojos; quizá en ellos está la causa de esos lunarcitos que ve"... Labínac, jefe de los antropófagos, entró en su choza y sorprendió a su mujer folgando con el explorador blanco que había capturado el día anterior. Montó en cólera el salvaje (de momento no tenía nada más en qué montar). "No pienses mal, Labínac -le dice su mujer-. Te estoy calentando la comida"... Sappy Klutz, artista de cine, iba a casarse. Le comenta a una amiga: "Mi vestido de novia será sencillo. ¿Para qué gastar mucho en algo que sólo vas a usar seis o siete veces en tu vida?"... "Oiga, mesero: esta carne sabe chistosa". "Está usted en su casa, caballero. Con toda confianza ríase, ríase"... El señor le cuenta a su compadre: "Mi esposa padece un extraño mal de los oídos. El médico me ha prohibido tener contacto sexual con ella, pues puedo perder capacidad auditiva". Responde el otro llevándose la mano a la oreja: "¿Cómo dijo, compadre?"... Lo que van a conseguir los perredistas es que alguien los acuse de ataques a las vías de comunicación. En efecto, parece que su especialidad se ha vuelto impedir la comunicación de las ideas. Que cierto autor presenta un libro con una tesis contraria a su interés, los perredistas acuden a reventar el acto y a hostilizar con violencia verbal y amenazas de violencia física a quienes en él participan. Que en la Cámara de Diputados se discute una ley con la que no están de acuerdo, toman la tribuna y tratan de boicotear la votación. Al parecer los señores y señoras del PRD sólo están de acuerdo con la democracia cuando los favorece. Si en ella pierden, la democracia se vuelve entonces represión impositiva. Cuando tienen la mayoría -como la tienen siempre en la Asamblea Legislativa del DF- lo suyo es ejercicio democrático. Cuando otros tienen la mayoría, entonces sus decisiones son inmoral "mayoriteo". La verdad es que nada justifica los métodos violentos de esos perredistas radicales. Mientras los priistas, aun mal de su grado, han terminado ya por resignarse a los caminos de la democracia, los izquierdistas de la época dogmática insisten en sus burdas acciones de intolerancia y supresión del diálogo, y en su negativa a admitir la pluralidad de ideas. Yo no acuso a esos perredistas de ataques a las vías de comunicación (¿quién soy yo para acusar a nadie?), pero sí les envío una sonora trompetilla de reprobación. He aquí esa pedorreta: "¡¡¡Ptrrrrrrrrrrrrr!!!"... Picio era realmente feo. Un día fue con el proctólogo, y el especialista le metió el dedo en la boca. (No le entendí)... Decía una señora: "Estoy en la dieta del Valium. Por la mañana me tomo tres, y el resto del día toda la comida se me cae de la boca"... Inepcio no lograba que su esposa llegara al culmen del deliquio erótico. Fue con un consejero en asuntos sexuales, y éste le recomendó que contratara a un joven guapo y de cuerpo musculoso. "Póngalo al lado del lecho -le indicó-, cubierto sólo con diminuta tanga, y que les eche aire con una toalla mientras usted y su mujer hacen el amor. Seguramente ella tendrá fantasías sensuales a la vista del adónico muchacho, y eso la llevará al anhelado clímax pasional". Así lo hizo don Inepcio. Pero llegada la ocasión el tratamiento no parecía dar resultado. Sugiere ella: "¿Por qué no dejas que el joven ocupe tu lugar, y tú nos echas aire con la toalla?". Le pareció bien la sugerencia al imperito cónyuge, y cambió de papeles con el membrudo mancebo. A poco la señora estaba resoplando como silvestre jabalina. "¿Lo ves, muchacho? -le dice don Inepcio al mocetón-. Hay que abanicar con arte"...FIN.