Don Madano, hombre francamente obeso, tenía panza pitiada: tan grande era que le tapaba el pito. Del automóvil, quiero decir. El acto connubial entre el adiposo señor y su mujer requería de acrobacias que ni en el Cirque du Soleil se pueden ver. Una vez don Madano intentó la postura ortodoxa, tradicional o clásica, llamada también "del misionero", pues los predicadores protestantes la dieron a conocer a los isleños de los mares del Sur como única con aprobación cristiana. Los isleños conocían otras 3,014 posiciones, pero ésa se les había escapado. Y al principio los escandalizó, debo decir: la consideraron contra natura. Cada quien. Puso, pues, don Madano con ímprobos trabajos su colosal humanidad sobre la frágil anatomía de su mujer, y luego le pidió algo de movimiento erótico. Ella nada más dejaba adivinar un parpadeo, como el de las luces del famoso tango. "¿Por qué parpadeas así?" -inquirió don Madano, amostazado. Respondió la aplanada señora: "Porque contigo arriba lo único que puedo mover son los párpados". (Y date por bien servido, barrigón)... Estudios recientes hechos por el Piss and Poot Research Institute and Company (PRIC) muestran que el sistema tributario de México es el más ineficaz del Sistema Solar (incluido en él la comunidad de El Moquetito, Tamaulipas). No sólo se recauda poco, sino además el costo de la recaudación es grande, y oscuro muchas veces el destino que se da a lo recaudado. Tal sistema está presidido por dos grandes males: la desconfianza y el burocratismo. La base de la tributación es mínima; muchas las fugas y muchísimo lo que se deja de recaudar. En todo el mundo (incluido otra vez en él la comunidad de El Moquetito, Tamaulipas) el causante se resiste a tributar, y busca en mil modos y dos mil maneras pagar lo menos posible. En México, sin embargo, esa actitud se observa más porque el contribuyente recela del destino final de los dineros públicos, y tiene ejemplos múltiples de su mal empleo. Urge, entonces, una reforma fiscal que evite que el sistema tributario sea una tela de araña que atrapa a los débiles y de la cual los poderosos pueden escapar (bello símil, y original). Oportunamente orientaré a la República sobre este delicado tema... El vicario de la diócesis le dice al Obispo: "Estoy muy preocupado, Su Excelencia. Averigüé que el 40 por ciento de los curas alquilan videos pornográficos". "Grave mal -admite el dignatario-. Pero al menos el 60 por ciento está libre de esa falta". "Sí -confirma el vicario-. Ellos los piden prestados a los otros"... Le dice un tipo a su amigo: "¿Qué se te ofrece para San Antonio?". Inquiere el otro: "¿Vas a ir a San Antonio?". "No -precisa el tipo-. Le voy a rezar su novena"... Un individuo le cuenta a su amigo: "La otra noche tuve una experiencia extraordinaria. Elevé la mirada, contemplé el cielo lleno de estrellas y dije: ‘¡No soy nada!’". "Hermosa experiencia -reconoce el amigo-. Pero ¿por qué afirmas que fue extraordinaria?". Explica el individuo: "Las estrellas contestaron: ‘Es cierto’"... El sacerdote que oficiaba el matrimonio le pregunta al novio: "¿Prometes amar a tu esposa en la tristeza y la alegría, en lo próspero y en lo adverso, en la salud y la enfermedad, respetarla y serle fiel hasta el último día de tu vida?". Guarda silencio el novio y pide luego: "¿Podría repetirme otra vez las condiciones?"... En la víspera de sus desposorios la ilusionada novia le preguntó a su galán: "¿En qué hotel reservaste habitación para nuestra noche de bodas?". "En ninguno -responde él-. Conseguí un cuarto en el manicomio de la ciudad". "¡En el manicomio! -clama pasmada la muchacha-. ¿Por qué en el manicomio?". Explica él: "Es que vamos a follar como locos"... FIN.