Llegó un señor de madura edad a la farmacia y preguntó al dependiente: "Perdone usted: ¿tiene Sex-Lax?”. "Querrá usted decir Ex-Lax” -lo corrige el joven. "¿Para qué es ese Ex-Lax?” -inquiere el señor. "Es para cuando usted anda constipado -le explica el dependiente-, y tiene dificultad al ir al baño”. "No, -reitera el señor-.Yo quiero Sex-Lax. Para eso que usted dice no tengo ningún problema”... El marido le pidió a su señora el cumplimiento del débito conyugal. Ella, como hacía casi siempre, regateó la dación correspondiente. Al escuchar la negativa el esposo profirió en una sarta de palabras compulsorias, conminatorias, deprecatorias, detersorias, hortatorias, incisorias, monitorias y suasorias. "¡Un momento! -lo interrumpió la señora, enojada-. ¡Conmigo poco y bueno!”. "Tienes la mitad de razón -replicó el hombre-. Poco, sí; bueno, no”... El muchacho que hacía una encuesta política tocó la puerta de una casa. Apareció un sujeto mal encarado y de incivil aspecto. "¿Qué quieres, güey?” -dijo con rudeza de beocio al visitante. Pregunta asustado el muchacho: "Señor: ¿está usted empadronado?”. "No, caón -responde airado el majadero tipo-. Así es mi carácter”... Chesterton, Shaw y Wilde fueron grandes maestros de la paradoja. Sin ánimo de compararme con esos colegas a quienes sinceramente admiro, y cuyo talento reconozco, yo aspiro a merecer siquiera el título de aprendiz modesto de la parajoda. La parajoda es la forma mexicana de la paradoja. Es, digamos, un modo más intenso de paradoja. Si me piden un ejemplo de parajoda, he aquí éste: “Cuando estaba en su mejor momento, el PRI estaba en su peor momento. Ahora que el PRI está en su peor momento es cuando está en su mejor momento”. Nadie a primera vista entenderá la anterior proposición. En eso consiste la parajoda: nadie al principio debe comprenderla. Aquí la oscuridad se aclara al decir que cuando el PRI estaba en el culmen de su poderío hacía mucho daño. Ahora que es oposición, los priistas, con buen sentido y ánimo patriótico, han escogido ser oposición leal, constructiva, de colaboración con las buenas causas mexicanas. No claudican en sus principios; no hacen renuncia de sus legítimos intereses partidistas, y siguen buscando, como todo partido, posiciones y poder; pero no incurren en el tremendo error, nocivo a México, en que ha caída el PRD, de rechazarlo todo, de negar con infantil actitud su reconocimiento a lo que todo mundo reconoce, y de oponerse en forma sistemática a cualquier iniciativa, sin más propósito que el de joder. Aplaudo la actitud de los priistas en el caso de las reformas a la ley del ISSSTE: por encima de anacrónicas posturas pusieron el verdadero interés de los trabajadores y -sobre todo- el bien de la Nación... La señora que iba con su marido por la calle se distrajo un momento viendo un aparador, y cuando volteó a buscar a su esposo el liviano tipo ya iba del bracete con una chica de la vida alegre, y se disponía a entrar con ella en un hotelucho que ahí estaba. La señora corrió para alcanzarlos, y preguntó a su marido, en paroxismo de ira, qué estaba haciendo. "No te enojes, Burcelaga -le dice el tipo-. Tú tampoco desaprovechas nunca una oferta”... Un individuo se quejaba: "Ya no aguanto a mis vecinos de arriba. Anoche a las 3 de la mañana se pusieron a dar patadas en el piso”. "Y te despertaron, seguramente” -le dice un amigo. "No -replica el otro-. Afortunadamente a esas horas estaba yo tocando la trompeta”... Llegó un hombre a la tienda de ropa para caballero y preguntó a la señorita del mostrador si tenía ropa interior negra para hombre. "No - le informa la muchacha-. No tenemos”. "¡Qué lástima! -se entristece el tipo-. Murió un compadre mío, y voy a darle el pésame a la comadre”... FIN.
