Un muchacho le cuenta a su amigo: "Todas las noches mi novia me dice: ‘No me tientes la paciencia, Pitorro; no me tientes la paciencia”‘. Pregunta el amigo: "¿Por qué te dice eso?”. “No sé -contesta el otro-. Supongo que no le gusta llamar a las cosas por su nombre”... Dos maduras señoritas solteras iban caminando en la noche por un oscuro callejón. Una de ellas voltea hacia atrás y luego le dice muy apurada a su compañera: "Himenia, dos hombres de feo aspecto nos vienen siguiendo”. "Tranquilízate, Solicia -dice la otra. No hay motivo de preocupación”. "¿Por qué?” -pregunta la amiga. Responde la señorita Himenia: "Porque si son dos nos toca uno a cada una”... En el manicomio un loco gritaba en su celda con voz desgarradora: "¡Siete! ¡Siete!”. El director, intrigado por los alaridos, se asomó por el agujerito que la puerta tenía para ver a los dementes. El orate le picó el ojo con gran fuerza, y tras estallar en una carcajada de victoria se puso a gritar: "¡Ocho! ¡Ocho!”... "¡Mesero! -se queja el indignado cliente en el restaurante-. ¡Llevo una hora tratando de cortar esta carne!”. "No se preocupe, caballero -le dice el mesero con amabilidad-. Cerramos hasta las doce de la noche’... El señor llegó a su casa cuando no era esperado, y sorprendió a su esposa en ignífero trance de refocilación con un desconocido. Clama hecho un basilisco: "¿Qué se supone que están haciendo?”. Y dice muy molesta la señora: "Ay, Cornulio. Nosotros aquí, tan ocupados, y tú nos vienes con adivinanzas”... Una señora le comentó a su amiga: "Ya no hallo qué hacer con mi marido. Ayer regresó a casa en la madrugada, y bien borracho”. "¿Le dijiste algo?” -pregunta la amiga. "Nada -responde ella-. Me puse de genio”. "Y él ¿qué hizo?” -inquiere la otra. Contesta muy mohína la señora: "Me dijo que como estaba de genio tenía qué cumplirle tres deseos”... El sicólogo le informa a la señora de ideas conservadoras: “Su hija es muy inteligente. Chicas con la inteligencia de esta muchacha nacen nada más una en un millón”. “¡Caramba! -replica la mujer- ¡Con tantas posibilidades a favor y me tenía que tocar a mí la de perder!”... La chica de tacón dorado le dice a su cliente de avanzadísima edad: “Abuelo: ¿no cree que se puso demasiado talco ahí?”. “No es talco, nena -responde con voz feble el añoso señor-. Es yeso. Ahora le voy a poner agua”... El pequeño hijo de Libidiano le pregunta: “Papi: ¿alguna vez te enamoraste de una maestra?”. “Claro que sí hijito -responde Libidiano-. Todos nos hemos enamorado alguna vez de una maestra”. Pregunta el niño: “Y ¿qué hiciste?”. “No pude hacer nada -responde Libidiano con tristeza-. Inmediatamente tu mamá te cambió de colegio”... Dulcilí, muchacha candorosa y sin ciencia de la vida, fue a confesarse con el padre Arsilio: “Un hombre -le dice- quiere hacer cosas conmigo”. “No se lo permitas” -le indica el sacerdote. Días después regresó la muchacha al confesionario. “Ese hombre insiste en querer hacerme cosas”. “Por ningún motivo lo dejes” -repite su admonición el padre Arsilio. La siguiente semana volvió la muchacha. Le pregunta el señor cura: “¿Todavía quiere ese hombre hacerte cosas?”. “Ya no, padre -responde ella-. Ahora quiere divorciarse de mí”... Babalucas estaba con su novia en la romántica plaza del pueblito. De pronto una urraca ¡splash!, dejó caer su proyectil sobre la cabeza del galán. "¡Qué barbaridad! -exclama la muchacha-. Déjame darte un kleenex”. "¡Oye no! -se enoja él-. Después de lo que me hizo ese pajarraco ¿crees que voy a subir al árbol a limpiarlo?”... En un pueblito de Andalucía le pregunta una muchacha a otra: "Zorraida: ¿haz hecho el amor a oscuras?”. "-Sí -responde ella-. Y a os guardias civiles, y a os sordaos, y a os arcardes, y a todos”... FIN.