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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Llegó lord Highrump a su club y advirtió con asombro que había mujeres en la sala principal. "¿Qué está pasando aquí? -le preguntó irritado al ujier-. ¡En este club jamás han entrado mujeres!". Le explica el hombre: "La semana pasada se aprobó un nuevo reglamento que permite a los socios traer a sus esposas". "¡Eso no es justo! -prorrumpe Highrump-. Yo no soy casado. ¿Se me permitirá traer una amiguita?". "Desde luego que sí, mi lord -contesta el hombre-. Pero el reglamento dice que debe ser esposa de uno de los socios"... Un individuo fue con el juez de lo familiar y le dijo que quería divorciarse de su esposa. "¿Por qué?" -pregunta el funcionario. Explica el tipo: "Es que todas las noches me cuenta un cuento". Indica el juez: "Esa no es razón suficiente para anular un matrimonio. Si a su esposa le gusta contar cuentos acceda usted oírlos". Manifiesta el sujeto: "Es que nada más se sabe dos". Inquiere el juzgador: "¿Cuáles son?". Contesta el individuo. Uno de los cuentos es: ‘Me duele la cabeza’, y el otro es: "Estoy en mis días’"... Miguel Ángel Orilla Canché es un amoroso narrador de las cosas de su solar nativo, Yucatán. Escribió un libro "Cosas del Mayab", que dedicó a sus padres y sus seis hermanos "por los sacrificios que hicieron para que yo pudiera ir a la escuela". Es en verdad el suyo un bello libro. Su lectura me hizo amar más a la gente y las cosas yucatecas. En ellas vive el alma, dolorida unas veces, riente otras, de ese pueblo admirable, el del Mayab. En su obra Orilla Canché evoca a un misterioso personaje de nombre Lauriano (con i) Ojeda, y apodado Enok, con ka de lengua maya. No se sabía si era un ebrio, un loco o un vagabundo sin oficio, pero se le atribuían poderes sobrenaturales. Un hombre le negó cierto día el agua de su calabazo. Cuando después quiso beber el hombre, el agua del calabazo se había vuelto polvo. Algo tenía de profeta aquel Enok. Unos ricos le pidieron que les dijera el porvenir. "Ganarán mucho dinero -auguró él-, pero siempre serán pobres". De Enok decían los campesinos: "Jaju T’an". Eso quiere decir: "Hablaba con la verdad". Profetizar es cosa muy difícil, y el destino de los profetas suele ser aciago, pues casi siempre ven cumplidas sus profecías. Pero pienso que si Enok viviera ahora, de seguro arriesgaría un vaticinio sobre la elección de gobernador que este domingo próximo harán los yucatecos. Y muy posiblemente diría que la elección la va a ganar la candidata priista, Ivonne Ortega, pues el del PAN, Xavier (se pronuncia "Shavier") Abreu es considerado un delfín o sucesor impuesto por el actual gobernador, y además los panistas quedaron divididos por la salida de Ana Rosa Payán de ese partido y su participación en los comicios bajo las siglas de otro. Yo no quito ni pongo rey (o reina), y me limito a manifestar mi esperanza de que la elección se haga con orden y tranquilidad, y que ningún problema posterior venga a turbar la calma a la que aspiran ya los yucatecos después de una campaña que ha sido larga, reñida y -como decían los médicos de los toreros- de pronóstico reservado... Comentaba el papá de un adolescente: "Con esto del herpes y el sida temo lo que le pueda pasar a su hijo en su trato con mujeres. Me gustaría que hallara una muchacha a la antigüita, que sólo tuviera gonorrea"... En la oficina uno de los empleados les cuenta a los demás: "Hoy en la mañana agarré en mi casa la taza de café, y se le desprendió el asa. Luego agarré mi portafolios para venir acá y se le desprendieron las asideras. Subí al coche, agarré la manija de la ventanilla, y la manija se desprendió también. Ahora me da miedo ir a hacer pipí"... FIN.

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