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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

¿Has oído hablar de Arthur Winn? Seguramente no. Y sin embargo le debes horas deleitosas si eres, como yo, aficionado a resolver crucigramas. Fue este señor el primero a quien se le ocurrió construir un diagrama rectangular dividido en pequeños cuadros en blanco, en cada uno de los cuales debe ponerse una letra para formar una palabra que combina con otras en forma horizontal y vertical, separadas por otros cuadros negros conforme a una lista de significados que va adjunta. El dicho señor Winn publicó su primer crucigrama en la edición dominical del World de Nueva York, el 21 de diciembre de 1913. El entretenimiento fue ganando popularidad, y en 1924 ese periódico empezó a ofrecer un crucigrama diariamente. En 1950 el severo Times de Nueva York se rindió a las solicitaciones de sus lectores, que querían también su crucigrama cotidiano. Inglaterra adoptó los crucigramas en 1925. Hubo un tremendo hacedor de ellos cuya identidad jamás se conoció. Firmaba sus crucigramas con el emblemático seudónimo de "Torquemada", y los enviaba por correo al Times de Londres sin cobrar por ellos, sólo por el oculto goce de atormentar a sus contemporáneos con las dificultades que presentaban sus peliagudas obras. Ahora hay crucigramas en prácticamente todos los idiomas, excepción hecha de aquellos que, como el chino, impiden las combinaciones de palabras exigidas por el entretenimiento. Hay crucigramas de todo tipo: en Montreal vi unos cuyas definiciones horizontales eran en francés, y las verticales en inglés. Yo soy devoto cultivador del vasto jardín de las palabras cruzadas. Cada mañana, con el primer café, resuelvo (o intento resolver) el magnífico crucigrama que todos los días, con excepción -¡ay!- del domingo, hace R. Charles para el periódico "Palabra" de mi ciudad, Saltillo. Espléndidos son sus crucigramas, en los cuales se cumplen todas las reglas de esa ardua orfebrería. Hacerlos me da los frutos principales que recibe en premio quien hace crucigramas: sabroso entretenimiento, útil enseñanza -Charles tiene cultura enciclopédica- y prevención de los males que con el tiempo afligen a los cerebros sin ocupación. El otro día su autor publicó uno que es obra maestra del arte crucigramático, hecho con palabras en todas las cuales aparecía la letra llamada por el diccionario uve, ve baja o ve corta, es decir la ve. Ahí "avatar"; ahí "averno"; ahí "tiovivo", "Vulcano", "devaneo", "vivales" y "evocar". Una tour de force extraordinaria que muestra el talento de R. Charles y -sobre todo- su dedicación. No conozco a este genial constructor de crucigramas, pero espero encontrarme con él alguna vez para expresarle mi agradecimiento por tantas y tantas horas de útil solaz que su labor me ha dado. Yo digo que quienes hacen bien lo que les toca hacer hacen mejor la vida de sus semejantes. Sea lo que fuere aquello que hacen: lavar platos o profesar una cátedra en Harvard; barrer calles o hacer cirugía de corazón abierto; escribir columnas en periódicos o construir rascacielos, todo lo bien hecho hace mucho bien. Entiendo que fue Gómez Morín, aquel hombre iluminado e iluminador, quien dijo que la política es la vía más ancha de la caridad, es decir la mejor manera de hacer el bien más grande al mayor número de gente. ¡Cómo desperdician esa oportunidad muchos políticos que tienen cargos de autoridad o representación! Si hicieran bien las cosas ¡cuánto bien harían! Y ¡cuánto mal hacen porque las hacen mal! Sin embargo nadie soy yo para juzgarlos, pues tampoco hago bien lo que me toca hacer. Si escribiera en la misma forma que Charles hace crucigramas ya habría ganado el Premio Nobel de Literatura... FIN.

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