“-Oye -le dice una señora a otra-. Me dicen que tu ex esposo se quedó arruinado. ¿Cómo fue que perdió todos los bienes que tenía?”. “-Celos” -contesta lacónicamente la mujer-. “-¿Celos?” -se sorprende la amiga-. “-Sí, -explica la otra-. Se los quité”... El gendarme del pueblo advirtió que Babalucas estaba propinándole fuertes nalgadas a su hijo. “-¡Don Babalucas! -corre el policía a detenerlo-. ¿Por qué maltrata en esa forma a su hijo?”. “-Déjeme contarle, Genizario -responde Babalucas-. Usted sabe que soy guitarrista. El niño le dio vuelta a una de las clavijas de la guitarra, y la desafinó”. “-¿Y nada más por eso le pega a la criatura? -se indigna el policía-. ¿Porque le desafinó una cuerda de la guitarra?”. “-No nada más por eso -contesta rencoroso Babalucas-. El maldito chiquillo no me quiere decir cuál de las seis cuerdas me desafinó”.... Profeso la amable religión del optimismo. Creo que las cosas van mejorando cada día. Estoy convencido que el mundo de hoy es mejor que el de ayer; y creo que el de mañana será mejor que el de hoy. Ningún ámbito escapa a mi optimismo: hasta en lo más sombrío advierto un pequeño resplandor de luz. Tal es el caso de la política, una de las más evidentes muestras de subdesarrollo que nuestro país presenta al mundo. Teilhard de Chardin, teólogo que iluminó con su pensamiento al siglo XX, sostenía la tesis de que así como hay una evolución natural -aquella que Darwin descubrió- también existe otra de orden espiritual que hace avanzar a los seres y las cosas hacia su plenitud final. Yo acepto esa teoría, y pienso que lo mismo el gusano que la estrella van por un camino ascendente que los conduce a realizar la esencia última de su ser. Ahora nos avergüenza y nos conduele ver la pedestre y bajuna condición de algunas cosas de nuestra vida nacional. Observamos que con los cambios no ha venido ningún cambio. La señora Gordillo, por citar sólo un ejemplo, es lo mismo que fue Fidel Velázquez, pero ella más en viejo. Estoy cierto, sin embargo, de que poco a poco la vida política de México se irá apegando a los valores que tienden a la consecución del bien común. Nunca será la política, es cierto, un ejercicio de virtuosos: Maquiavelo consumó la horrible obra de separar la ética de la política, y desde entonces no han vuelto ya a juntarse. Pero en cuestión de moral muchos políticos actuales han tocado fondo, y no va quedando a los futuros hombres públicos otro camino más que el de mejorar. Quizás en mi niñez vi demasiadas películas de vaqueros, y eso me convenció de que el bien triunfa siempre sobre el mal. Pero con esa fe voy por la vida, y nadie me la arrebatará. En política seremos mejores, porque peores ya no podemos ser... Por primera vez en su vida Susiflor se vio en un campo nudista. Paseó la mirada por el paisaje y luego exclamó con asombro y entusiasmo: “-¡La Constitución está equivocada! ¡No todos los hombres son iguales!”... Viene ahora uno de esos cuentos que no entendí cuando me lo contaron. Me dicen, sin embargo, que el tal chascarrillo es execrable en grado sumo, motivo por el cual las personas con escrúpulos harían bien en abstenerse de leerlo... Don Holofernes, señor de edad madura, cortejaba a una muchacha. Le pregunta su amigo don Algón: “-¿Cómo te ha ido con Rosibel?”. “-La traigo muerta” -responde el salaz viejo. Le dice don Algón: “-¿Por qué no tomas Viagra?”... (No le entendí)... FIN.
