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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Minucio Maldotado casó con Pirulina. Al empezar el acto del connubio le dice él con ternura: "Me esforzaré en ser gentil, amada mía, de modo que mis urentes ímpetus de enamorado no te causen el mínimo dolor". Responde ella fijando la mirada en la parte alusiva del galán: "No necesitas esforzarte, Minucio. ¿Qué dolor podrías causar con eso?"... Decía una señora: "La hija de mi vecina no llega todavía a los 30 años, y ya ha tenido seis maridos". "¿Seis maridos?" -se asombra otra. "Sí -explica la señora-. Dos de ella y cuatro de sus amigas"... Llegó un hombre ante el médico. Iba caminando con las piernas abiertas. "¿Qué le sucede, amigo?" -pregunta el facultativo. Relata el individuo: "Soy socio de un campo nudista. Pasé junto a la cancha de tennis. Alguien golpeó con violencia la pelota, y se me clavó ya sabe usted dónde". "Extraño accidente -considera el médico-. Pero yo no soy proctólogo. ¿Por qué recurre a mí?". Explica el otro. "Sé que es usted tenista, y vengo a que haga el saque"... Abraham Lincoln se opuso con vehemencia a la guerra que los Estados Unidos hicieron contra México. Dijo hablando ante el Congreso: "Quienes niegan que ésta es una guerra de agresión me hacen recordar a aquel granjero de Illinois que decía: ‘En tratándose de tierra no soy nada codicioso. La única que ambiciono es la que colinda con la mía’". Haciendo burla de quienes en nombre del patriotismo convocaban a esa guerra, el mismo Lincoln habló del individuo que un día le dijo: "Hoy me siento patriótico, Abe". "¿Qué quieres decir con eso?" -quiso saber él. Y respondió el sujeto: "Que tengo ganas de matar a alguien, o de robarme algo". Otro presidente norteamericano, Ulysses Grant, que participó -sin convicción, por cierto- en el ataque contra México manifestó después que ese conflicto había sido "... una de las más injustas guerras hechas por un país poderoso contra una nación débil; el triste caso de una república siguiendo el mal ejemplo de las monarquías europeas, que no toman en cuenta la justicia en su deseo de apoderarse de nuevos territorios...". Grant estaba convencido de que los horrores de la Guerra Civil fueron un castigo de Dios por el grave pecado cometido por la Unión al hacer la guerra a México. Igual de injusta es la que Bush Jr. ha movido contra Iraq. Aquí no se trata de territorios; ahora la presa es el petróleo. Muchas voces se levantan para pedirle al tozudo Presidente que haga volver las tropas; pero Bush se empecina en su locura. Tres llamamientos ya, si no es que cuatro, le he hecho en este espacio a fin de exhortarlo a que termine esa campaña que tantas vidas ha costado y sigue costando cada día. No me hace caso; persiste en su locura. Solemnemente lo emplazo ante el augusto tribunal de la Historia a fin de que explique su conducta. De momento no sé la dirección del augusto tribunal, pero se la puedo conseguir y mandársela por e-mail. Espero que esa comparecencia lo saque de su funesto error. Con la Historia no se juega... El próximo viernes saldrá aquí "El chiste más rojo, más breve y de más dudoso gusto en todo lo que va del año". Salaz en grado sumo es ese cuento, y desde ahora se advierte a las personas con escrúpulos morales que no deben pasar por él la vista... Un insolente tipo declaró en la fiesta: "Conozco ese colegio, el Highass Ladies, y lo único que las alumnas aprenden ahí es a follar". "¡Oiga, señor mío! -protesta airado uno de los presentes-. ¡A ese colegio fue mi esposa!". "¿Quién es su esposa?" -pregunta impertérrito el sujeto. Contesta el señor: "Aquella dama del vestido azul". "La conozco también -replica el tipo-. Y créame usted: le hace falta un buen curso de actualización"... FIN.

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