Don Languidio, señor de edad madura, era funcionario de alto nivel en una empresa. Llegó a trabajar en ella una nueva ejecutiva, mujer de muchas ambiciones, y alguien le dijo que si entraba en relación con don Languidio podría ascender rápidamente en el escalafón. Ella no tenía principios, pero sí tenía fines, de modo que de inmediato se puso en campaña, y no tardó mucho en meter en su red al carcamal. Toda mujer sabe que el hombre es el pez más fácil de pescar. Una tarde, al salir del trabajo, fueron los dos a tomar una copita, y luego se dirigieron a cierto discreto motel que cerca estaba. Don Languidio iba nervioso: temía no poder ponerse a la altura de las circunstancias. Pero ella, diestra y sabedora, lo ayudó a izar la flámula de combate, y aunque con ímprobos trabajos el senescente galán consiguió despachar al fin la voluptuosa lid. Acabado el trance quedó exhausto don Languidio, exánime, feble, desmadejado y laso. Apenas tuvo fuerzas para vestirse y emprender el camino de regreso. Cuando dejó en su coche a la aviesa mujer ella le preguntó con el afán de continuar la relación: “¿Entonces qué, mi amor? ¿Nos vemos mañana otra vez?”. “¡Mañana! -se asusta don Languidio-. No, preciosa. Espera unos dos o tres meses, a ver qué te puedo juntar”... Babalucas salió de un restorán italiano y meditó: “Comí pasta y antipasto. Entonces fue como no haber comido”. Y así diciendo entró a comer de nuevo... “Lo bonito de esto es que se va a poner muy feo”. Con esas palabras se refieren los michoacanos a la ya cercana contienda para elegir gobernador. Esperan que habrá choque de trenes. Y no de dos, como sucede siempre, sino -acontecimiento insólito- de tres. En efecto, son tres las fuerzas que en Michoacán se encontrarán. La primera es la del presidente Calderón. Felipe es michoacano, recordemos, y ganaría mucho si consigue que se pinte de azul el estado de su nacimiento. La segunda fuerza es la del cardenismo, representada in situ por el actual gobernador, Lázaro Cárdenas Batel, que defenderá a sangre y fuego ese bastión de la familia. Y la tercera es la del “pejismo” -tal palabra usan los michoacanos-, es decir López Obrador, interesado en establecer en Michoacán una punta de lanza para sus ulteriores fines. Tan grande es su interés en plantar ahí sus reales que vive ya en Morelia. La presencia de AMLO en el estado no es bien vista, y ha causado división entre los perredistas. El partido del sol azteca tendrá que designar a su candidato por el procedimiento de elección abierta, pues el franco desafío que López Obrador plantea a Cárdenas, su antiguo protector, hace imposible hallar un candidato de unidad. El PRI, por su parte, no pierde la esperanza de recuperar el poder, sobre todo después de lo sucedido en Yucatán. Repitamos, pues, ante esa variopinta situación: “Lo bonito de esto es que se va a poner muy feo”... Apenas se repuso doña Tebaida Tridua del accidente convulsivo que le provocó la publicación en esta columneja de “El chiste más breve, más rojo y de peor gusto en lo que va del año”, y otra vez su capacidad de resistencia es puesta a prueba. El cuento que sigue es igualmente vitando; su lectura de seguro causará nuevos quebrantos de salud a la ilustre dama censora de la moral social. He aquí ese relato que las personas con tiquismiquis moralistas deberían evitar... Un señor bastante entrado en años fue a una farmacia y le preguntó al encargado si tenía algo que le fortaleciera los ímpetus eróticos. “Le recomiendo el Viagra -responde el farmacéutico-. A mí me ha dado muy buenos resultados; es una pastillita maravillosa”. El señor, interesado en ver la tal pastilla, le pide al hombre: “¿Puede ponerla sobre el mostrador?”. Responde el de la farmacia: “Si me tomo dos, a lo mejor sí”... (No le entendí)... FIN.
