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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Afrodisio Pitongo pensaba que un hombre casado puede tener hasta tres amiguitas. "Más de tres -añadía severo-, ya es infidelidad". El tal Pitongo se decía monógamo, pues jamás tenía más de una aventura a la vez. Llegó el día en que su mujer conoció sus devaneos. (En el adulterio el marido es el último que se entera; la esposa, la primera que lo intuye). Le reclamó airada su conducta, y le dijo con frase musical: "Hueles a leña de otro hogar". Él respondió: "Ha de ser humo del tren". No tomó en cuenta el descarado que la locomotora de vapor, aquella que humeaba, dejó de usarse ya hace muchos años. Apretado por su esposa hizo lo mejor que un marido puede hacer en tales circunstancias: negó todo. Para eso se necesita sangre fría y supereminente capacidad histriónica. Pitongo poseía ambas cualidades. A las quejas y amagos de su cónyuge respondió cruzándose de brazos y perdiendo la vista en el infinito, como sir Laurence Olivier en "Rebecca" (1940, con Joan Fontaine y George Sanders, dirección de Alfred Hitchcock). "No niegues -insistía ella-. Lo sé todo". "¿Ah sí? -replicó él-. A ver: ¿cómo se saca la superficie de un triángulo escaleno?". Ella echó mano entonces de su argumento Aquiles, o sea el de más peso, el inconcuso, impepinable, que no se puede rebatir: "Te he visto con mis propios ojos". "¡Vaya! -exclamó Pitongo-. ¿Y les vas a creer más a tus ojos que a mí?"... La verdad es exhibicionista: siempre acaba por mostrarse. No en vano se habla de "la verdad desnuda". Hay quienes, sin embargo, ocultan la verdad, o la dicen a medias. Y una verdad a medias es mentira. Por eso es importante la reforma hecha por el Congreso al artículo sexto de la Constitución, reforma por la cual se igualan y hacen obligatorios los esquemas de transparencia en la información que los gobiernos locales deben dar a los ciudadanos. Falta saber ahora si un gobierno como el del Distrito Federal, donde se ha legislado mañosamente para mantener en reserva la información que pertenece a la ciudadanía, no estorbará ese cambio. Y es que, según entiendo, por ley del DF los datos sobre la construcción de los segundos pisos hechos por la administración (es un decir) de López Obrador sólo podrán conocerse hasta pasados 5 siglos. Eso sí: temprano en la mañana... ¿Cuál es la principal enfermedad sexual entre las esposas? El dolor de cabeza... En parodia de Arquímedes decía Empédocles Etílez, el borrachín del pueblo: "Dadme un punto de apoyo... y me echaré otra copa"... La señora oyó que alguien llamaba a la puerta. La abrió y se vio frente a un individuo que le preguntó sin más: "¿Sabe usted follar?". La señora, indignada, le cerró al tipo la puerta en las narices. Al día siguiente, a la misma hora, volvió a sonar el timbre de la puerta. Acudió la señora, y ahí estaba de nuevo aquel sujeto. "¿Sabe usted follar?" -le preguntó a la mujer. Ella cerró otra vez la puerta con violencia. Al siguiente día volvió a pasar lo mismo. La señora, entonces, le contó a su marido lo que sucedía. Le dijo éste: "Mañana me quedaré a esperar a ese degenerado. Tendré lista y cargada mi escopeta. Cuando te pregunte si sabes follar, dile que sí. Entonces querrá entrar ¡y vaya sorpresa que se llevará!". Al día siguiente, con puntualidad de tren inglés, llegó el individuo y tocó el timbre. El marido se puso tras de la puerta, con su arma preparada. Abrió la puerta la señora. Le pregunta el hombre: "¿Sabe usted follar?". Conforme a las instrucciones de su esposo respondió ella: "Sí". Y dice entonces el tipo con enojo: "¡Pues entonces folle con su marido, a ver si él deja en paz a mi mujer!"... FIN.

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