Le pregunta el niñito a su mamá: “¿Por qué amarraste a la criada?”. “Yo no la amarré -contesta extrañada la señora-. ¿Por qué me dices eso?”. Explica el pequeñín: “Porque acabo de pasar frente a su cuarto, y oí que le decía a mi papá: ‘¡Suélteme, señor; por favor, suélteme!’”... Llorosa y tribulada, Susiflor le informó a su novio que estaba un poquitito embarazada. “¡Pero, Susiflor! -se consterna el muchacho-. ¡Pensé que habías tomado alguna precaución!”. Responde ella: “No la tomé porque ya antes había tenido otro embarazo, y pensé que había quedado inmunizada”... El salaz sujeto le dice a la atractiva chica: “Hay hombres pesimistas, Rosibel, que piensan que todas la mujeres son livianas, frívolas, descocadas, ligeras y fáciles. En cambio yo soy optimista: espero que nada más tú lo seas”... Dos amigos iban por la calle. Le dice uno al otro: “Noté que al pasar aquel tipo te le quedaste viendo con mirada rencorosa. ¿Por qué?”. Responde el otro con voz de odio: “Porque ese miserable me hizo conocer la desgracia”. “¿Qué te hizo?” -se sorprende el amigo. Masculla el otro con rencor infinito: “Fue él quien me presentó a mi mujer”... Afrodisio Pitongo, galán concupiscente, le dice a la ingenua chica: “Eres todo mi mundo, Dulcilí. ¿Me permites explorarte?”... México está lleno de mentiras. Una de las más grandes la decimos cuando hablamos de “el Distrito Federal”. ¿Cuál Distrito Federal? Ningún distrito tiene ya la Federación; vive en casa ajena desde que se hicieron los aberrantes cambios a la Constitución que trajeron consigo la situación actual. Ahora hay continuos choques de competencia entre la autoridad federal y la del DF, y el jefe de Gobierno -eufemismo por no decir descaradamente “gobernador”- del Distrito Federal puede afirmar, como declara Ebrard, que él no trabaja para las autoridades federales, sino para quienes lo eligieron. Y en verdad así es. Entonces, del mismo modo que Ebrard está pidiendo que le sea entregado el aeropuerto de la Ciudad de México (¡Dios nos coja confesados!) podría pedir también que se le entregue el Palacio Nacional, pues está dentro de su territorio, como el Zócalo, propiedad privada ya del PRD. El Distrito Federal no existe ya. Las aves tienen sus nidos, y las zorras su madriguera, pero en puridad de hechos el Presidente de México no tiene dónde reclinar la cabeza... Decía un tipo jactancioso: “Mi esposa y yo somos tan buenos en la cama que cuando terminamos de hacer el amor hasta los vecinos quedan agotados y satisfechos”... Una pareja de astronautas de la Tierra, él y ella, llegaron a Marte y fueron recibidos con interés por los marcianos, que jamás habían visto terrícolas, ni sabían cómo eran. Lo primero que los marcianos pidieron a los visitantes fue que les mostraran qué comían. La astronauta sacó una cocinilla portátil y procedió a freír unos huevos. “Estarán listos en unos minutos” -dijo a los marcianos. Pregunta uno: “¿Por qué los meneas así?”. Explica ella: “Para que no se peguen”. En seguida los marcianos quisieron saber cómo se hacían los niños en la Tierra. De muy buena gana el astronauta y la astronauta procedieron a darles una demostración. Al terminar pregunta otro marciano: “Y el niño ¿dónde está?”. “Tardará algún tiempo” -responde el astronauta. Exclama muy alarmado el marciano: “¡Entonces síganle meneando como antes, no se les vaya a pegar!”... Dos recién casadas comentaban sus respectivas experiencias en la noche de bodas. Cuenta una: “Leovigildo manejó todo el día. Cuando llegamos al hotel se tiró en la cama y se durmió al segundo”. Relata la otra: “Bronaldo también manejó todo el día, e igualmente se tiró en la cama cuando llegamos al hotel. Pero él se durmió al tercero”... (No le entendí)... FIN.