Un político mexicano viajó a Estados Unidos, y fue recibido allá por un colega suyo, norteamericano, que lo llevó a su casa. El mexicano se asombró: su colega estadounidense vivía en una espléndida mansión, con alberca, vasto jardín, sala de juegos y otras comodidades. Le pregunta. "¿De dónde salió para todo esto?". El político americano lo lleva a la ventana. Le dice: "¿Ves esa carretera?". El mexicano se asoma y ve una espléndida carretera de 16 carriles, pasos elevados, puentes, etcétera. Responde: "Sí la veo". Le dice el norteamericano, satisfecho, dándose golpecitos en el bolsillo de su pantalón: "Pues el 10 por ciento se vino para acá". Pasan algunos meses, y el político mexicano invita a su colega de Estados Unidos a visitarlo en México. Lo lleva a su casa. El norteamericano por poco se cae de espaldas: su colega mexicano vivía en una residencia palaciega que no sólo tenía alberca, jardín y sala de juegos, sino también campo de golf, bosque privado y helipuerto. Le pregunta, boquiabierto: "¿De dónde salió para todo esto?". El mexicano lo lleva a la ventana. Le pregunta: "¿Ves esa carretera?". Se asoma el visitante, vuelve la vista a todos lados y luego contesta, desconcertado: "No veo nada". Le dice entonces el mexicano muy orgulloso: "Pues el 100 por ciento se vino para acá". El cuentecillo viene a cuento porque ninguna reforma fiscal que se haga en México tendrá buen éxito si no se destierran de las finanzas públicas los espectros del dispendio y de la corrupción... "-Mi novio -dice la muchacha a su amiga- es campeón de tiro, y además todo un caballero. Anoche me dio un beso en la mano". "-Uh, -exclama con desdén la amiga-. Si es campeón de tiro debería tener mejor puntería"... Muy de madrugada sale el lechero de aquella casa. Por la ventana asoma la señora. Traía en las manos una prenda de ropa interior masculina. Le grita al lechero: "-¡Galateo! ¡Se le olvida el envase!"... La madura señorita soltera se va a confesar. "-¿Has caído en la tentación, hija?" -le pregunta el sacerdote-. "-Caer, lo que se llama caer, no, padre -responde la interfecta-. Pero sí me he dado unos dos o tres resbaloncitos"... Un individuo se presenta ante el juez de lo familiar. "-Señor juez -le dice-, quiero divorciarme de mi esposa". "-¿Por qué?" -pregunta el juzgador-. "-Por adúltera y afrentosa" -manifiesta el tipo-. "-Lo de adúltera puedo entenderlo bien -dice el juez-. Pero, ¿qué es eso de afrentosa?". "-Permítame explicarle, señor juez -contesta el tipo-. Ayer llegué a mi casa de un viaje y encontré a mi esposa con otro hombre". "-Muy bien -acepta el juez-. Ahí está lo de adúltera". -Ahora viene lo de afrentosa -sigue el tipo- Cuando me vio, mi mujer ni siquiera dejó de hacer lo que estaba haciendo. Me dijo: "-¡Qué bueno que llegaste, Corneliano! Siéntate y fíjate muy bien, para que aprendas"... Babalucas pidió trabajo en una granja, y el granjero le dio una tina y un banquito. "-Ordeña a aquella vaca" -le pidió. Cinco horas después llega Babalucas con la tina a medio llenar y el banquito hecho pedazos. "-Ordeñar a la vaca fue relativamente fácil -dice al granjero-. El problema estuvo en hacer que el maldito animal se sentara en el banquito"... Dos veteranos de Vietnam estaban platicando. Le dice uno al otro: "-¿Recuerdas esas pastillas que nos daban en Saigón para que se nos quitaran las ganas de buscar mujeres? En mi caso ya están empezando a funcionar"... FIN.