El señor y su esposa viajaban en el tren. Al llegar la noche ambos se dispusieron a dormir. De pronto dice ella en la oscuridad del vagón: "Serventesio: un hombre quiere meterse en mi litera”. "Cállate y déjame dormir -le responde el señor entre dormido y despierto-. Ha de ser tu imaginación”. A la mañana siguiente el marido le dice a su mujer: "Te ves cansada y ojerosa, Burcelaga. Debes haber dormido mal”. "Sí -contesta ella-. Toda la noche tuve encima a mi imaginación”... Una mujer de lengua viperina le dice a su vecina: "Mi criada es muy vulgar. Usa el mismo perfume que tú”. Responde la otra: "Sí que ha de ser vulgar. Todo el barrio sabe que usa el mismo marido que tú”... El cazador blanco, habitante del bosque canadiense, se puso a partir leña con afán, pues el invierno se acercaba. Pasó un indio, y el cazador le preguntó: "¿Cómo crees que será el invierno?”. "Duro” -respondió lacónicamente el indio. Al oír eso el cazador se puso a partir más leña. Pasó otro indio. "¿Cómo será el invierno?” -le preguntó con inquietud el cazador. "Muy duro” -contestó el indio. Entonces el cazador se puso a partir más leña. Pasó otro indio, y otra vez inquirió el cazador: "¿Cómo crees que será el invierno?”. "Terrible” -dijo el indio. El cazador, que sabía que el instinto de los indios nunca falla, dejó de hacer todo lo que hacía y se pasó los días cortando más y más leña. Llegó otro indio. "¿Cómo será el invierno?” -le preguntó el cazador. "El más duro de todos” -respondió con gravedad el indio. "Dime -quiso saber el cazador-. ¿Por qué todos los pieles rojas dicen que el invierno será muy duro?”. "Porque tú, hombre blanco, ser muy sabio -contesta el indio-, y nunca te habíamos visto cortar tanta leña”... Le dice la señora a su marido: "Tu nuevo trabajo comienza a dejar su huella en ti”. "Ya lo creo -responde él-. Es bastante pesado”. "No -le aclara la señora-. Traes en el cuello de la camisa huellas del lápiz labial de la secretaria”... El predicador le pregunta al individuo que iba por la calle: “Hermano: ¿te preocupa el fin del mundo?”. "No -responde el tipo-. Más bien me preocupa el fin de quincena”... Paseaba por Nueva York un mexicano que no hablaba nada de inglés. Se asombró al ver la altura del Empire State, y al primer americano que pasó le preguntó: "¿Quién hizo este edificio?”. "Fuck you” -le respondió de mal humor el individuo. Fue el mexicano al puente de Brooklyn, y le preguntó a otro peatón: "¿Quién hizo ese puentesote?”. "Fuck you” -le dijo sin detenerse aquél. Frente al edificio de las Naciones Unidas le preguntó el mexicano a otro sujeto: "¿Quién hizo este edificio?”. "Fuck you” -fue la respuesta. Poco después iba por la calle el mexicano, y pasó un sepelio. "¿Quién se murió?” -le preguntó consternado el mexicano a un transeúnte. "Fuck you” -le responde éste. "¡Lástima! -se conduele el mexicano-. ¡Tan buen albañil que era!”... Los recién casados llegaron a la suite nupcial del hotel donde pasarían su noche de bodas. "Te apuesto -le dice el novio a la chica tan pronto cerró la puerta de la habitación-, a que no alcanzas a desvestirte antes de que yo acabe de deletrear la palabra N-O-V-I-A”. "Y yo -responde ella sonriendo-, te apuesto a que tú no te desvistes antes de que yo acabe de deletrear la palabra N-O-V-I... ¡OH!... ¡OOH!... ¡OOOH!... ¡OOOOOH!”... Rosibel y Susiflor veían en la playa a los atléticos bañistas que pasaban. Exclama Susiflor mirando a uno: "¡Qué cuerpazo! ¡Cómo me gustaría estar con él!”. "No te fíes de apariencias -le recomienda Rosibel-. Conozco a un tipo que vive en una casa con dos garages, y sólo tiene una bicicletilla”... FIN.