Cierto sujeto, hombre musculoso y de estatura gigantesca, tenía el tic de abrir y cerrar los ojos continuamente. Cierto día, en un restorán, vino en deseos de desahogar una necesidad menor. Fue al pipisrúm y procedió a cumplir aquello. El tipo que estaba a su lado haciendo lo mismo, un chaparrito, empezó a abrir y cerrar los ojos, igual que él. Se molestó el musculoso individuo que tenía el tic. "Oiga -le reclama al petiso en tono amenazante-. No me remede”. "Pues no me salpique” -responde con temblorosa voz el chaparrín... Llorosa y compungida Susiflor le anunció a su mamá que estaba ligeramente embarazada, y le dijo que el autor del desaguisado era su novio. "No me sorprende -responde la señora-. Desde que me dijiste que ese fulano era un terroncito de azúcar supe que te iba a engordar”... Doña Gorgolota le pregunta a su marido: "Dime sinceramente, Wormilio: ¿piensas que soy fea?”. "Claro que no, mi vida -contesta con timidez el oprimido esposo-. Pero ¿qué puede mi humilde opinión contra la de todo el mundo?”... "Por favor -le pide el ciempiés a su amiguita-. Enséñame las piernas”. Replica ella terminante: "No y cien veces no”... El marido le requirió a su esposa el cumplimiento del débito conyugal. "Esta noche no -lo rechaza ella-. Me duele la cabeza”. “Pero, mi amor -argumenta el individuo-. En la cabeza no te voy a hacer nada”... No cabe duda: existe en México un fundamentalismo de derecha que puede llegar a ser tan peligroso como los más radicales extremismos izquierdistas. Hay ciudades del país donde esa ultraderecha influye definitivamente en la elección de autoridades y la designación de funcionarios públicos, así como en los asuntos cotidianos de la administración. Los extremismos de uno y otro lado son amenaza cierta contra la libertad. Ningún tradicionalismo puede justificar la injerencia de cuestiones religiosas en los asuntos públicos, cuya atención está reservada a los ciudadanos. Decir que México es un estado laico no significa traer a colación conflictos históricos ya superados; es simplemente enunciar una verdad que deriva de las leyes y de la voluntad general. Desde ese punto de vista la secularización de la sociedad, algo tan temido por los fundamentalistas de la derecha, es ingrediente sano en la vida política de la Nación. Uno es el ámbito de lo civil y otro es el campo de lo religioso. Desde luego hay valores que deben normar la vida de la persona humana, pero en el campo de lo civil esos valores han de emanar de la ética, no de la religión. Cuando ésta pretende incidir en los asuntos públicos su intervención daña lo mismo a lo civil que a lo religioso... En medio de los deliquios amorosos el muchacho advirtió que su joven compañera contaba rítmicamente: "Un, dos, tres cuatro... Un, dos, tres, cuatro...”. "¿Por qué cuentas de ese modo, Simpliciana?” -le pregunta sorprendido. Ella dio la explicación: "Es que mis amigas dicen que para no encargar hay que llevar el ritmo”... Se fue a confesar Himenia Camafría, madura señorita soltera. Le pregunta el señor cura: "¿Te molestan los malos pensamientos?”. "No, padre -responde ella-. Más bien me entretienen bastante”... Le comenta don Martiriano a su mujer, doña Jodoncia: "No sé qué me sucede. Desde hace días no soy él mismo”. "Es cierto -apunta con tono acre la mujer-. Ya he notado la mejoría”... Feblicio, esmirriado señor, le cuenta a su esposa: "El médico me pidió que me quitara todo, menos el short. Me revisó, y me encontró tan débil que ordenó que me dieran media pensión”. Afirma con tono seco la mujer: "Si te hubieras quitado el short te habría dado pensión completa”... FIN.